Hablar de trata de mujeres con clave textil
Presuntos miembros de una banda que obligaba a prostituirse a nigerianas atraídas a España prometiéndoles falsos empleos han dicho este martes ante la jueza que se conocían de negociar con textiles, cuando la fiscalía sostiene que hablaban en clave de comprar ropa para referirse a mujeres.
Prueba de ello es que esos supuestos negocios con la ropa, que los presuntos integrantes de la organización han asegurado que vendían directamente casa por casa a particulares, porque ninguno poseía una tienda ni nada parecido, les llevaban a viajar entre Nigeria y España y también por otros países europeos, según las tesis mantenidas en sede judicial por el Ministerio Fiscal.
Teiseida García, la fiscal que lo representa en el juicio que se lleva a cabo en Las Palmas de Gran Canaria contra los siete acusados de formar parte de esa presenta red, residentes en la isla algunos y otros en el municipio madrileño de Alcorcón, les ha preguntado directamente en la segunda jornada de su vista oral si, en realidad, no utilizaban la palabra ropa para hacer referencia a las chicas.
Ya que es cierto que hablaban de comprar o vender ropa en distintas conversaciones telefónicas que les fueron intervenidas mientras se investigaban sus actividades a fin de recabar pruebas de los delitos que se les imputan, y que han denunciado también nueve presuntas víctimas obligadas a prostituirse contra su voluntad que la fiscalía pide que indemnicen con entre 15.000 y 20.000 euros.
Frente a sus acusaciones, los imputados, que se enfrentan en la Audiencia de Las Palmas a penas de van de los 2 a los 75 años de prisión, según los casos, por delitos de prostitución, detención ilegal, asociación ilícita y contra los derechos de los extranjeros, han insistido en la legalidad de sus negocios y han sostenido que sus conversaciones telefónicas han sido malinterpretadas.
De ese modo, dos de ellos, varones, residentes en la Comunidad de Madrid y de origen nigeriano, la misma nacionalidad que el resto de los acusados, han coincidido en aludir a la compraventa de ropa como el verdadero medio de sustento de varios integrantes de la organización.
Y, en concreto, uno de ellos, al que se atribuye haber traficado con mujeres para obligarlas a prostituirse, ha asegurado que viajaba a Grecia para adquirir productos de vestido y calzado que luego vendía por casas de conocidos como forma de sustento, mientras la fiscal ha sostenido que viajaba a ese país y a Turquía para recoger a chicas que habían viajado hasta allí tras ser captadas en África.
Otro imputado al que se acusa de estar junto a su esposa al frente de uno de los lugares clave en las operaciones de la red, un domicilio de Alcorcón donde habrían acogido a las chicas explotadas para canalizar su envío a Gran Canaria, Mallorca u otros destinos donde serían prostituidas, según la fiscalía, ha afirmado que su pareja vivía de negociar con ropa entre España y Nigeria.
Negocios que ha dicho que su esposa, que cuando él fue detenido estaba de viaje en Finlandia, hacía yendo en persona de España a Nigeria en unas ocasiones y encargándoles en otras a terceros que movieran la mercancía en su nombre y sin llegar ella a trasladarse, ha argumentado.
Tanto él como los otros acusados que han declarado hoy, cuando dos de las imputadas se han acogido al derecho a no hablar, han reiterado que no engañaron ni obligaron a practicar sexo contra su voluntad a ninguna chica, y que si habían tenido tratos con algunas de las ahora denunciantes es porque eran prostitutas, al igual que han admitido ser algunas presuntas integrantes de la organización.
Su culpabilidad o inocencia deberá dirimirse, en todo caso, al cabo de un juicio cuya vista oral se presume se prolongará dos o tres días más, debido a la numerosa lista de acusados, denunciantes y testigos, entre quienes hay, además, varios extranjeros cuyas declaraciones requieren un traductor, según se estima en la Sección Segunda de la Audiencia Provincial, encargada del caso.