Las llamas minan la calma de los vecinos
Carmen, vecina de Tasarte, reconocía sentirse “muy agobiada” por los 50 grados de temperatura que tiene que soportar. Su pueblo no fue desalojado y permanecía en su casa sin televisión desde el pasado sábado y “hasta esta mañana no habilitaron la luz y el teléfono”. “No se puede ni respirar, hay mucha ceniza en el ambiente y el olor a quemado es insoportable”. Esta mujer de 45 años asevera que la noche del sábado, al temor por la cercanía de las llamas, se sumaron varias escenas de pánico al oí diversas explosiones: “el fuego y las altas temperaturas hicieron explotar las bombonas de butano del restaurante Las Cañadas y tembló todo el pueblo. Hemos temido por nuestras vidas porque, a pesar de lo cerca que ha estado el fuego, no creemos que se disponga ni de los medios suficientes”.
Carmen Rosa Suárez, una vecina de Mogán, decidió abandonar su casa por temor a que las llamas la alcanzaran: “el olor a quemado me pone muy nerviosa y el aire es irrespirable para los niños. Aunque mi zona no la desalojaron yo no aguantaba la incertidumbre dentro de casa”. Suárez sostiene que a pesar de que ella se está quedando en un hotel en el Puerto de Mogán, varios conocidos suyos están alojados en el gimnasio municipal habilitado por el Ayuntamiento: “todo el personal de Cruz Roja, Protección Civil y el pueblo de Mogán se están volcando con nosotros. Dos restaurantes están preparando comida para todos. El trato está siendo inmejorable”.
“Familiares y conocidos que tengo en Veneguera, gracias a Dios, no han sufrido daños personales, pero tienen mucha pena por sus animales. A causa del calor están muriendo conejos, cochinos y hasta perros”, confiesa Carmen Rosa.
Loreto Moreno, en Tasarte se sentía “totalmente abandonada por las autoridades”. Asegura que el primer helicóptero cargado de agua que pasó por la zona lo hizo el domingo: “las únicas personas que estaban apagando el fuego eran los bomberos desde los camiones y no dejaban ayudar a los vecinos”. Sostiene que la Guardia Civil les amenazaba con denunciarles si se acercaban a las llamas. “Cualquier pastor de la cumbre hubiera podido atajar el fuego antes que ellos porque los que somos de aquí conocemos los vientos y el terreno”.