La madre del niño muerto en Tenerife en 2000 confiesa que la trataron ''como a un perro''
Chaxiraxi Alonso, la madre de un niño que falleció en diciembre de 2000 en un hospital tinerfeño en similares condiciones que el menor Rayán -hijo de la primera víctima por gripe A en España, en el Hospital Gregorio Marañón de Madrid- ha afirmado este lunes que en su día la “trataron como un perro”. “Inhumanamente”, sentenció.
Alonso explicó en declaraciones a Radio Club Tenerife-Cadena Ser, recogidas por Europa Press, que “nunca se le reconoció que la causa de la muerte había sido una negligencia”. “Luché porque pensé que había sido por una infección”, insistió para continuar indicando que en el hospital le “hicieron pasar un infierno”.
Sobre el momento de la muerte de su bebé, de 15 días, señaló que al oír varias conversaciones disimuló diciendo que iba a ir al baño y se lo vio muerto “sin que nadie me dijera nada”. “Quise romper los cristales”, recordó para asegurar que en un primer momento los responsables del Hospital Universitario Nuestra Señora de la Candelaria le dijeron que había sido “por causas naturales”. A pesar de ello continuó con su denuncia.
Afonso recordó que después de nacer se le pasó a la UCI por tener poco peso, pero “no necesitó respiración asistida ni nada”. “Tenían miedo por el peso”, dijo para añadir que después de una semana “empezaba a mejorar y tenía una vitalidad increíble”. “Me decían que estuviera tranquila porque evolucionaba correctamente y un día me llamaron por teléfono a las 07.30 horas”, se lamentó para proseguir con su relato. “Sólo tenía una sonda por la nariz y un suero en la mano y el aparato del pie por la tensión y cuando llegué la Residencia me lo vi moribundo esperando a que yo llegara y lleno de cables”, expuso.
La mujer expuso que cuando comenzó a oír por televisión el caso de Rayán no le dio importancia hasta que su marido le dijo que era un caso igual. “Mi hijo se llamaba Brian y él Rayán”, esbozó para asegurar que el dolor por el que está pasando el padre “no se puede imaginar”. “La impotencia de escuchar lo que se dicen en los medios me ha hecho salir a la palestra”, admitió para insistir en que su caso fue el primero del país. “Hace nueve años quedó en el olvido y hoy por la gripe A ha pasado otra vez; no entiendo por qué no tuvo repercusión hace diez años”, denunció.
Malestar con el director general de Enfermería
También expresó su rabia acerca de las declaraciones del director general de Enfermería. “Hizo unas declaraciones en las que dijo que el profesional se dio cuenta de su error y dio la voz de alarma y eso es incorrecto”. “La persona que se dio cuenta del error fue una auxiliar, después de que mi hijo llevara dos horas con la leche transcurriendo por sus venas. Después de dos horas y media dieron la voz de alarma”, aseguró.
“Me parece increíble que el 21 de diciembre de 2000 y no me lo invento porque está en una sentencia, unas personas que están bajo la responsabilidad de niños diciendo que son pocos se turnen para dormir quedando sólo un ATS y un auxiliar al cuidado de diez niños”, afirmó con rotundidad. “Si no se hubieran acostado no digo que mi hijo seguiría vivo, pero quién sabe...”, dejó en el aire.
Sobre la sentencia, tras cinco años de litigio, Afonso señaló que al enfermero le habían condenado a 3 años de inhabilitación y una indemnización que supera los 100.000 euros. “Las indemnizaciones no importan porque no me lo van a devolver y sabemos que con un año de condena no se coge prisión así que para qué se pone esa condena”, afirmó para concluir que “va a poder ejerciendo y no lo entiendo”. Aquí apostilló que la inhabilitación debería ser “de por vida”.
El perdón
En este punto, la madre reconoció que el responsable “nunca” le ha pedido perdón. “Hemos coincidido en juzgados y no se ha dirigido a mí nadie. Se le dio la oportunidad de hablar en el juicio, pero nunca me ha pedido perdón. No se acuerda ni de mi cara. ¿Si tan dolido está, cómo se olvida de mi cara? Viene a mi trabajo un día sí y otro también y al verlo yo me quedo temblando. Tengo que irme a beber agua para tranquilizarme por los temblores, mientras él no se da cuenta de mi cara”, relató.
La madre admitió que tiene “sed de venganza” porque le da rabia que hayan quedado cinco años de lucha en el olvido. “Las verdaderas víctimas somos nosotros. Las olvidadas, que incluso buscando trabajo se nos trata como si fuéramos delincuentes”, afirmó para puntualizar que tiene que ocultar que ha padecido una depresión porque “o lo ocultas o no lo entras”. “No cometí un error yo y no puedo negar mis sentimientos”, finalizó.