Julio Cuenca —

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Tal vez sea el historiador Marín y Cubas quien aporte datos más detallados de cómo se produjo el traslado y la entrada de las tropas castellanas al interior de la Caldera de Tejeda, en Gran Canaria, y quien da, al mismo, tiempo las claves sobre el significado de los topónimos/antropónimos de Tazarte y Tazartico, cuando refiere dónde se produce el desembarco de la fuerza invasora: “Volviose don Fernando Guadartheme a el Fuerte del Gaete donde se dio aviso de todo a Pedro de Vera, que luego envió en una barca unas compañías, y a su hijo Rodrigo de Vera capitán de infantería con otros para lo necesario, de allí salieron en la barca por la costa hacia el sur a el poniente de la isla, y desembarcaron en una playa llamada Tazartico a el pie de un risco así llamado junto a otro muy alto que los divide un barranco llamado Tazarte, porque fue donde don Fernando, Juan Mayor y Rodrigo de Vera hablaron a Taxarte y Tazartico, que había llevado la nueva, y fue en vano el viaje, de todo se dio aviso en el Real y dijo Pedro de Vera pues si ellos no quieren venir aca yo ire alla. Prevínose la gente, que habia de ir contra los canarios a buscarlos, a sus fortalezas, y la previsión de guarnecer el Real que no fuese acometido, y salio con brevedad camino de Galdar, guardando el paso del risco, no lo cogiese el enemigo, llegamos a Bentaiga, a poner sitio a el risco, que sola una subida, que un hombre desde arriba puede el solo defender” (Marin y Cubas,T: Capítulo X).

Cómo llego el ejercito castellano a la Caldera de Tejeda

Conviene analizar este texto porque aporta información clave para entender dónde se produjo el desembarco de Rodrigo de Vera, Fernando Guanarteme, Juan Mayor y las tropas embarcadas en Agaete. Dice Marin y Cubas que desembarcaron en una playa llamada Tazartico porque fue allí donde se produjo el encuentro entre Fernando Guanarteme con los líderes de la resistencia canaria, Taxarte y Bentejui (llamado Taxartico, diminutivo despectivo dado por los castellanos al joven Guanarteme de Telde, quien con su gente se había unido a la guerra de resistencia junto con Taxarte guayre de Gáldar elegido entre los canarios como Guanarteme regente, tras la detención o entrega de Tenesor Semidan, en 1482).

Pero el desembarco y parlamento con los lideres canarios, pudo producirse también en lo que hoy es la playa de La Aldea, un puerto natural protegido de los vientos, con suficiente profundidad como para permitir fondear los barcos lo más cerca de la playa. Además, en la orilla había agua dulce en abundancia y al ser la desembocadura del Barranco Grande, era el lugar idóneo para iniciar la penetración hacia el interior de la Caldera de Tejeda. 

Aunque también es probable que los canarios, para alejar a sus enemigos del acceso natural hacia el interior de la Caldera, prefirieran encontrarse para parlamentar con la avanzadilla de las tropas castellanas, en un lugar más remoto, agreste y de difícil desembarco como lo eran las desembocaduras de los barrancos de Tazarte y Tazartico. Pero en cualquier caso, si al final optaron por desembarcar el grueso de las tropas y pertrechos de guerra que iban a asaltar la Caldera en algunos de estos lugares, al final no tendrían más opción debido a la presencia del Macizo de Inagua en la cabecera de dichos barrancos, que desplazarse barranco arriba y luego girar hacia el Oeste, hasta lograr alcanzar el cauce del Barranco de La Aldea, único acceso natural hacia el interior de la mítica Caldera de Tejeda, donde estaba organizada la resistencia canaria.

Pedro de Vera organizó una operación de tenaza, enviando por mar a “la otra parte de la isla” un contingente de soldados experimentados formado por varias compañías al mando de Rodrigo de Vera, su hijo, con Fernando Guanarteme y parte de sus guerreros canarios. Moviendo al grueso del ejercito por tierra, siguiendo el camino de Gáldar, lo cual nos da una pista de la ruta que tomaron para adentrase en el interior de la Gran Caldera, por el norte: “Prevínose la gente que había de ir contra los canarios a buscarlos, a sus fortalezas, y la previsión de guarnecer el Real que no fuese acometido, y salió con brevedad camino de Galdar, guardando el paso del risco, no lo cogiese el enemigo, llegamos a Bentaiga, a poner sitio a el risco...” (Marin y Cubas).

Si es cierta esta información, el ejercito de Pedro de Vera tuvo que dirigirse desde Gáldar hacia el Valle de Agaete, un territorio bien conocido por Alonso de Lugo, alcaide de la Torre de Agaete, quien desde esa cabeza de playa llevó a cabo numerosas incursiones depredadoras hacia los poblados canarios cercanos de Gáldar de Guayedra, Agaete, Artevigua, Artenara y probablemente también hasta Acusa. El territorio por donde pasaron estaría muy despoblado, precisamente por las razias que había hecho Alonso de Lugo.

En la crónica atribuida a Gomes Escudero, nada se dice de esta expedición militar por tierra; al contrario, señala que Pedro de Vera y su ejército llegaron por mar desde Agaete, desembarcando en la desembocadura del barranco de Tazartico.

Si las referencias de este autor fueran ciertas, entonces deberíamos considerar que la marcha por tierra acabaría en Agaete y de allí embarcarían hacia el sur de la isla, tomando tierra en una de las playas de piedra entre lo que hoy es La Aldea y Tazarte, “ Avisósele a el General Pedro de Vera la reveldía de los canarios, con que dio orden de ir allá. Dispuso la jente el alférez Jaimes y a la suia Miguel de Moxica, y marchó la vuelta de este Risco por mar saltaron en la playa de Tazartico y pusieronle sitio muchos días, y no era posible el darse” ( Gomez Escudero,P. Cap. XV. Pag..416). 

Aquí el texto de Escudero es muy poco preciso, porque de su lectura literal parece desprenderse que desembarcan en Tazartico y ponen cerco a los canarios, allí mismo, en el referido barranco o las montañas próximas, por eso hay quienes piensan que la fortaleza de Ajodar, pudiera estar cerca de Tazartico. Así Alejandro Cioranescu, en su notas a la edición de 1977, de la “Historia de la Conquista de las Siete islas de Canaria” de Fray José Abreu Galindo, señala: “ Ajodar, que hoy parece llaman Aljoba y Aljobal, es un monte en el término de La Aldea, entre los barrancos de Tazarte y Tazartico, de difícil acceso y pendiente sobre el mar, según resulta del mencionado Diccionario Geográfico manuscrito de Pedro Matiano Ramírez”.

Cioranescu, que nunca estuvo en el lugar, habla por referencias. Por eso siguiendo la toponimia cree identificar Ajodar con Las Loas o Las Lobas, una montaña de forma piramidal situada entre los barrancos de Tazarte y Tazartico, que en cualquier caso no reúne condiciones para que fuera un lugar donde se refugiara la población; no hay espacio suficiente, ni cuevas de habitación ni graneros, es decir ninguna de las evidencias arqueológicas que caracterizan a una fortificación de los antiguos canarios. Tampoco puede ser Hogarzales, como pretenden otros autores, por la misma razón, no hay evidencias arqueológicas que demuestren que aquello pudiera haber sido una fortaleza equipada como refugio. Además, sabemos por las crónicas que los canarios se refugian y esperan a las tropas invasoras en el interior de la Caldera de Tejeda, donde disponían de un sistema de fortalezas estratégicamente situadas y comunicadas entre sí, dotadas de todo lo necesario para resistir un asedio prolongado, lo que no podría haberse hecho en los lugares antes mencionados.

El cerco a la Fortaleza de Ventagay

Antes de entrar en el análisis de las crónicas sobre el cerco al que sometió Pedro de Vera, probablemente en el otoño-invierno de 1482 a la fortaleza del Bentayga, con la intención de rendirla, conviene aquí dedicar algunos párrafos a esta extraordinaria fortificación, obra de la naturaleza, que fue adaptada por los canarios para poner a salvo sus reservas alimenticias, lugar de culto y como refugio también de la población.

El Roque Bentayga constituye uno de los escasos sitios arqueológicos de los antiguos canarios que, siendo mencionado por los cronistas de la conquista, ha podido ser identificado con precisión. Y esto es debido fundamentalmente a que el topónimo primigenio no se ha perdido, aunque en las crónicas aparece mencionado como: Bentagay. Ventagay, Ventaguade, o Ventagaire. Existen otras pruebas que apuntan al que el Bentagay de las antiguas crónicas es el Bentayga actual. 

El complejo arqueológico de la sierra del Bentayga se sitúa en el centro de la imponente Caldera de Tejeda. Lo conforma una crestería de materiales “brecha Roque Nublo” que por la erosión adquieren la forma característica de dientes de sierra, siguiendo una alineación Este-Oeste a lo largo de unos 2 kilómetros, alcanzando alturas que van de los 1.007 a los 1.412 metros sobre el nivel del mar, cota esta última que se alcanza en la cima del Bentayga. 

Este complejo arqueológico, formado por los roques Bentayga, Camello, Cuevas del Rey y El Roquete está delimitado y encajado al Norte y Sur por los barrancos de Tejeda y Timagada.  

En el Roque Bentayga se contabilizan más de un centenar de cuevas, en su mayor parte naturales, aunque casi todas presentan algún trabajo de excavación, no faltando algunos ejemplos de cuevas enteramente artificiales. Son antiguas viviendas trogloditas, aunque son los grandes graneros colectivos fortificados, los verdaderos protagonistas del complejo arqueológico. 

Sobre el cerco al que sometieron las tropas castellanas a esta imponente fortaleza de los canarios, existen importantes testimonios de testigos de aquellos acontecimientos. Sabemos que estos hechos de armas se produjeron precisamente allí, en la sierra del Bentayga, donde los canarios tenían lo que tal vez consideraban su fortificación más inexpugnable: “Y fueron hacia el Valle de San Nicolás arriba, hacia otra fortaleza que llaman Bentaiga, donde es la comarca de Acusa y Texeda, donde se proveieron de mantenimientos. Esta fortaleza es toda de risco y en lo alto están unas cuevas donde hay capacidad de tener mucha gente y se sube a ellas por unos bien peligrosos pasos. Tiene al pie una fuente abundante de agua corriente, que no se les podía estorbar ”(Cedeño, A. Cap.XI. Pag.362).ç

Los propios cronistas, cuando relatan los hechos de armas que sucedieron en la Caldera de Tejeda, describen con temor y admiración lo que entonces consideraron como el más importante “alcázar” de los canarios: “Llegaron a la Montaña Bentayga, que es de tierra muy roja modo de almagra y encima tiene una fábrica admirable de la naturaleza, que es un peñón de riscos muy altos y pendientes en torno con una subida a lo alto muy peligrosa; tiene al pie muchas cuevas y caseríos con huesos de gentiles a modo de sepulcros…”

Pedro de Vera no pudo tomar la fortaleza, al contrario, sufriría un importante revés, porque murieron ocho hombres y fueron heridos otros quince en su intento por asaltar la fortaleza. Los canarios habían tomado los pasos principales y arrojaban gran cantidad de piedras, que rodaban ladera abajo hasta alcanzar a los que intentaban tomar por asalto los accesos: “Al fin visto por los nuestros que no les podían entrar ni allí se ganaba cosa alguna, acordaron retirarse para rehacerse de más gente, porque en aquel cerco les habían muerto ocho hombres y herido quince, con pocos daños suyos de los canarios; reforzados pues los nuestros y con más coraje del paso, vuelven sobre ellos, y hallándolos retirados en una fuerza que decían de Jodar” (Arjoda en Lac.). (Crónica Ovetense. Cap.XXI ).

“Tenían todo género de sus armas y piedras grandes rodalisas (rodadizas) para despeñar, con que no era posible acometer sin grave daño o peligro manifiesto. Acordóse de rehacerse de más gente para darles asalto a la fortaleza enriscada, que nos habían allí muerto ya ocho hombres y heridos a muchos sin ningún fruto” (Gómez Escudero, P. Cap.XV).

Tras levantar el Cerco del Bentayga, debido a que los sitiadores se convencen de la imposibilidad de asaltar con los medios disponibles esta fortaleza, las tropas castellanas parece que se mueven por el territorio, llevando a cabo operaciones de hostigamiento, en espera de refuerzos, y aquí las crónicas no son coincidentes, porque para unos del Bentayga pasan a sitiar la Fortaleza de Titana, de la que nada sabemos aún. ¿Se encontraba esta fortaleza en el interior de la Caldera de Tejeda? No lo creemos, podría ser entonces alguno de los poblados fortificados de la Caldera de Tirajana, a donde pudo llegar el ejercito de Pedro de Vera guiado por los canarios aliados, siguiendo el camino de La Plata o por el Barranco del Negro. Titana entonces pudiera ser lo que hoy se conoce como la Montaña de los Huesos o Tunte, un impresionante complejo de graneros y cuevas de habitación excavadas en las paredes verticales de la vertiente naciente de la referida montaña. 

En cualquier caso, parece muy poco probable que estos hechos bélicos, de haberse producido, fueran contemporáneos a la campaña militar de la Caldera de Tejeda, más bien cabría pensar que el cronista habla de oídas y mezcla acontecimientos confundiendo fechas, construyendo un relato, donde todo sucede de forma concatenada en el tiempo y casi en el espacio también. El cronista Diego de Valera habla de oídas desde las Corte, intentando demostrar que la guerra de conquista capitaneada por Pedro de Vera había sido en realidad un paseo militar, y nada más lejos de la realidad, como se desprende de la lectura cotejada de las otras crónicas de la conquista.

“E los christianos entraron en la tierra talando infinitos panes que tenían sembrados, de lo qual quedaron muy perdidos e los dichos caballeros quedaron asombrados. Y en cinco días de mayo el gobernador e los dichos caballeros hicieron otra entrada con cierta gente de caballo e de pie e fueron al lugar que dicen Tirajana e a otro que dicen Tayra, e donde sacaron mil cabezas de ganado. E después desto fueron certificados que los canarios tenían recogido todo su mantenimiento en una fortaleza que dicen Litana (Titana?) que es un risco muy alto e áspero, e los canarios estaban muy seguros creyendo que allí no osarían llegar los christianos; de súbito llegaron e tomaron la fuerza e mataron e prendieron veinte e cinco personas que ende fallaron e quemaron todo el trigo e cebada que allí tenían, e dos mujeres se dexaron despeñar e qusieron morir como morieron ante que ser christianas” (Mosen Diego de Valera.Cap.XXXVII).

La lectura del texto de Diego Valera, parece que solo hace referencia a una campaña de hostigamiento y saqueo en el interior de la Caldera de Tirajana, lo cual no guarda relación con los acontecimientos que estamos aquí analizando. 

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