El paciente sometido al primer trasplante renal en el Insular hace vida normal
El paciente sometido al primer trasplante renal en el Hospital Universitario Insular de Gran Canaria el pasado 26 de mayo, Carlos Valido Dámaso, de 38 años, dijo este viernes sentirse “muy bien” y que efectúa “una vida normal, aunque con mucha medicación y con unas precauciones mínimas”.
Valido Dámaso ofreció una rueda de prensa junto al director gerente del centro hospitalario, Juan Rafael García, a miembros del equipo médico que participaron en el trasplante, y a la jefa de Nefrología del Hospital Insular, Dolores Checa, quienes expresaron su satisfacción por el éxito de la intervención.
El paciente Valido Dámaso, con problemas renales desde que nació, había sido intervenido cinco veces en el Hospital del Niño Jesús, la primera en 1972, para tratar de paliar las deficiencias que presentaba su organismo, pero ya entonces se le advirtió que a partir de los 35 años tendría que ser sometido a un trasplante.
Hasta esa edad, indicó que pudo llevar a cabo una vida activa, aunque siempre con medicación y controles médicos, si bien, tal y como se le predijo, desde hace tres años comenzó a depender de “la máquina de diálisis para poder vivir”.
Entonces, comentó, “sí que empezó a complicarse mi vida porque necesitaba la máquina para seguir viviendo”.
Manifestó que desde que comenzó a someterse a las sesiones de diálisis ya no pudo planificar nada, aparte de las idas y venidas al centro de diálisis situado en Melenara desde la localidad de Vecindario, donde reside.
Indicó que tenía que ir cada dos días y someterse a unas sesiones de cuatro horas y media, y que a ese tiempo había que añadirle el del traslado desde Vecindario y el que se empleaba en efectuar la conexión.
Además, cuando concluían las sesiones acababa “con ganas de pocas cosas, porque es un proceso para lo que el cuerpo no está preparado y sufre, aunque es la manera de mantenerte con vida”, comentó Valido, quien dijo que durante esos tres años no ha podido viajar, ni hacer deporte y ha tenido que llevar una dieta muy estricta.
Valido afirmó sentir una “confianza absoluta” en el equipo médico que le ha tratado y dijo que espera incorporarse al trabajo en unos seis meses.
La representante de la asociación de enfermos renales Alcer en la provincia de Las Palmas, Jaqueline Martín, manifestó que el colectivo al que representa se siente “muy contento”, por el hecho de que estos enfermos ya no tengan que ser trasladados al Hospital Universitario de Canarias, en Tenerife.
“Es un gran logro por el coste económico que suponían esos traslados y el daño psicológico que generaba en los pacientes”, añadió Martín, quien también fue sometida hace cinco años a un trasplante de riñón.
Martín confió en que siga habiendo gente solidaria y cada vez sean más los donantes de órganos, así como que se siga contando con profesionales dedicados a salvar vidas.
La representante de Alcer cifró en más de 800 los enfermos de riñón que están sometidos a diálisis en la provincia de Las Palmas, según los datos disponibles a finales de 2006.
En diciembre de 2006, el hospital grancanario recibió del Servicio Canario de Salud la acreditación para realizar trasplantes renales, tras ser solicitado por primera vez hace diez años, recordó la Jefa de Nefrología del Hospital Insular.
El Hospital Universitario de Canarias, seguirá, sin embargo, atendiendo los casos “más complicados” de la lista de espera de la provincia de Las Palmas hasta dentro de un año, calculó Checa, ya que en estos doce meses se harán entre 10 y 15 trasplantes, pero los de patologías más “sencillas” para ir cogiendo experiencia.