Uno de cada cuatro presos tiene hepatitis C en España
El menor consumo de drogas por vía parenteral redujo estas infecciones en prisión
MADRID, 28 (EUROPA PRESS)
La población penitenciaria sigue siendo uno de los grupos de pacientes con mayor prevalencia de infección por el virus C de la hepatitis (VHC), alcanzando cifras en las prisiones españolas de entre un 20 y un 25 por ciento, frente al 1'5 por ciento de infectados que existe en el resto del mundo, según ha señalado la doctora Inmaculada Faraco, del Centro Penitenciario de Sevilla.
No obstante, según ha señalado esta experta en el marco de las XV Jornadas de Sociedad Española de Sanidad Penitenciaria, “el número de pacientes con hepatitis C entre la población penitenciaria ha disminuido de forma importante en los últimos años como consecuencia, fundamentalmente, de la reducción del porcentaje de internos adictos a las drogas por vía parenteral”.
“Ha pasado de afectar al 48 por ciento de la población reclusa en los 90, al 22 por ciento del momento actual”, ha precisado Faraco, quien ha explicado que los pacientes infectados por VHC en prisión suelen ser hombres de unos 40 años que han adquirido la enfermedad a edades tempranas por consumir drogas por vía parenteral.
Según la doctora Faraco, los especialistas pueden ayudar a que esta cifra siga bajando proporcionando “información sobre los posibles mecanismos de transmisión entre los internos, así como indicando las medidas que pueden evitar el contagio”.
“De igual forma, conocer la existencia de un tratamiento eficaz para combatir la enfermedad propicia una actitud positiva del enfermo frente a la decisión de iniciar la medicación, pese a la existencia de los efectos secundarios adversos”, anota.
En este sentido, el peginterferón es, asegura, “un fármaco imprescindible para combatir la hepatitis C”. “Hasta la fecha, ha sido la base del tratamiento y, en este momento, en el que van a aparecer nuevos medicamentos antivirales de acción directa, continúa manteniendo su papel fundamental como triple terapia”, indica.
“El uso de las nuevas opciones sin interferón estará limitada por el riesgo de aparición de resistencias virales, sobre todo en aquellos pacientes que no han respondido previamente al tratamiento”, apunta.
PRIMEROS RESULTADOS DEL ESTUDIO DE 675 PACIENTES
Durante estas jornadas se han presentado los resultados preliminares del primer análisis de la unificación de las bases de datos de los dos mayores estudios realizados en el medio penitenciario sobre el tratamiento de la hepatitis C: el RibaDOT y el Epiband.
Según el doctor Pablo Saiz de la Hoya, de Servicios Sanitarios del Centro Penitenciario de Fontcalent de Alicante, “el motivo fundamental de esta fusión era poder analizar grupos de población penitenciaria que no se podían estudiar de forma individual por el reducido número de afectados implicados en la muestra”.
Con la unión de los pacientes de ambas investigaciones se han podido reunir datos de un total de 675 pacientes. “En una primera valoración, nos hemos encontrado con un perfil de paciente infectado por el virus C de la hepatitis de unos 30 años de media y coinfectado con VIH en casi el 25 por ciento de los casos”, expone.
“Además, son usuarios habituales de drogas intravenosas (70%) y con genotipos mal respondedores (60%) y respondedores (40%) al tratamiento con peginterferón + ribavirina”, indica el doctor Saiz de la Hoya.
Así, el resultado preliminar muestra que más del 60 por ciento de la población penitenciaria que ha recibido tratamiento estándar --interferón pegilado a2a + ribavirina-- se cura de la hepatitis C. “Este porcentaje es muy alto, teniendo en cuenta los condicionantes que presenta este tipo de población”, señala.
“Además, hemos descubierto que, en el ámbito penitenciario, los genotipos 4 --de difícil respuesta-- se curan en un porcentaje bastante más elevado que en la población general. Lo que será un motivo de estudio en futuras investigaciones”, añade.
HASTA EL 80% DE PACIENTES CON HEPATITIS C CRÓNICA
Cuando se produce el ingreso en prisión de cualquier recluso, se les ofrece la posibilidad de realizar una serología que incluye la determinación de VIH y marcadores de hepatitis B y hepatitis C.
Aquellos pacientes que presentan una serología positiva --con anticuerpos anti VHC-- son estudiados para comprobar si la infección es crónica, es decir, carga viral de VHC positiva. Entre el 75 y el 80 por ciento de los pacientes con anticuerpos presentarán hepatitis C crónica.
La ventaja de los pacientes con hepatitis C diagnosticados en los centros penitenciarios es que el control del tratamiento y de los efectos secundarios es más fácil de realizar, pues el contacto con el paciente es constante.
“Esto permite un seguimiento médico más estrecho por parte del facultativo, que puede valorar la aparición de los efectos secundarios y calibrar su gravedad, así como evaluar su repercusión sobre el cumplimiento del tratamiento”, explica.
Los especialistas hospitalarios son conscientes de la necesidad de tratar la hepatitis C de los pacientes ingresados en prisión y la mayoría de los que desarrollan su labor en los hospitales de referencia de los centros penitenciarios están implicados en el diagnóstico y tratamiento de estos enfermos.