Tomar más de 100 sesiones de rayos uva a lo largo de la vida eleva el riesgo de desarrollar cáncer de piel
CHICAGO, 6 (De la enviada especial de Europa Press, Cristina Sánchez)
Tomar más de 100 sesiones de rayos UVA a lo largo de toda la vida es un factor de riesgo adicional para desarrollar un melanoma, un tipo de cáncer de piel que ha aumentado su presencia en España durante los últimos años -su incidencia se duplica aproximadamente cada dos años-- y que afecta ya a unos 3.200 pacientes en su forma superficial y a hasta 1.200 cada año en su forma avanzada.
Así lo ha destacado el doctor Alfonso Berrocal, jefe de sección del Servicio de Oncología del Hospital General Universitario de Valencia y vicepresidente del Grupo Español Multidisciplinar del Melanoma, en el marco del Congreso Anual de la Sociedad Americana de Oncología Clínica (ASCO), que se celebra en Chicago.
En esta reunión se han presentado los dos únicos nuevos fármacos para tratar el melanoma que se conocen en los últimos 30 años: 'Yervoy' (ipilimumab) de Bristol-Myers Squibb (BMS) y vemurafenib, de Roche, que todavía no tiene nombre comercial. Según Berrocal, la aprobación de 'Yervoy' en Estados Unidos como tratamiento del melanoma metastásico es inminente y en Europa podría aprobarse “para 2012”.
“Se considera que una exposición de más de 10 horas a la radiación ultravioleta de una cabina de bronceado -aproximadamente 100 sesiones de 5 ó 10 minutos cada una-- a lo largo de toda la vida es un factor de riesgo adicional para desarrollar un cáncer de piel”, señala este experto.
Las autoridades sanitarias de todo el mundo ya han advertido de que estas cabinas aumentan las posibilidades de desarrollar un cáncer y sus dueños, según el doctor Berrocal, “tienen la obligación de poner en ellas etiquetas que adviertan a sus clientes en este sentido”. Sin embargo, no se hace esto ni tampoco recomendar a sus usuarios que tomen los rayos UVA con protector solar.
BRONCEARSE “POQUITO A POCO”, LA MEJOR PROTECCIÓN
Este experto desmiente la creencia popular de que tomar rayos UVA prepara la piel para los primeros rayos de sol. A su juicio, “meterse en una cabina de entrada supone recibir ingentes dosis de radiación ultravioleta para la piel y eso no puede ser protector de ninguna de las maneras”.
“El bronceado -explica-- tiene una función protectora: la de evitar el daño que produce el sol en los ácidos nucleicos de nuestras células”. “La forma óptima de conseguir un bronceado no es ni la cabina ni la exposición solar, es una exposición que se realice poco a poco, con un factor de protección alto, bronceando muy poquito a poco”, aconseja.
Este tipo de cambios en los hábitos de vida, así como el aumento de la exposición al sol, son factores que están elevando la incidencia del melanoma en España, donde, pese a no haber un registro nacional de pacientes con melanoma, se estima que entre 1.000 y 1.2000 pacientes al año desarrollan melanoma metastásico, siendo el melanoma superficial “entre 20 y 30 veces más frecuente”.
“En la exposición solar lo que se considera un factor de riesgo es el número de quemaduras solares, de la que sale piel roja con ampolla, especialmente cuando estas quemaduras solares ocurren en una edad precoz”, apunta Berrocal, añadiendo que el tiempo que puede pasar entre la aparición de estas quemaduras y el desarrollo de un melanoma “es variable por factores hereditarios”.
ESPAÑA, EL PAÍS EUROPEO CON MENOS MELANOMA
A pesar de existir una mayor exposición solar, España es “el país europeo con menos incidencia de este cáncer por el tipo de piel de su población”. “El factor más importante para desarrollar un melanoma es la herencia, el tipo de piel que tenga el paciente”, asevera.
Según este experto, el 90 por ciento de los melanomas en España se diagnostican “en una fase curable”, pudiéndose tratar con cirugía. Esto se debe a que los pacientes, sobre todo las mujeres, saben identificar en qué momento un lunar que crece o sangra puede ser una señal de alarma.
“El melanoma viene, normalmente de una lesión premaligna, que suele ser la lesión pigmentada premaligna, y tiene un modelo de progresión en el que se va acumulando mutaciones y daños genéticos progresivos. Hay una transición de una lesión benigna a una premaligna y finalmente, el melanoma maligno”, explica.
“Una vez que ya se ha hecho maligno, según las mutaciones o daños genéticos que adquiera, puede tener diferentes agresividades y evolución. De hecho, hay melanomas metastásicos que tienen una evolución muy lenta y melanomas metastásicos que son extraordinariamente agresivos y en tres meses son capaces de hacer fallecer a un enfermo”, concluye.