Una gran mancha marrón en el mar, una tubería rota en la depuradora y una fuga: qué pasó el viernes en el sur de Tenerife
Una gran mancha marrón en el océano hizo saltar las alarmas el viernes en el sur de Tenerife. El graduado en Ciencias del Mar Felipe Ravina advirtió de que se trataba de un “mega vertido” que afectaba a la playa de Troya, en Adeje, y a la playa de Las Américas, en el municipio de Arona. El divulgador, que ha documentado en diferentes producciones audiovisuales el impacto de los emisarios submarinos en Canarias, advirtió de que, pese a la suciedad del agua y del mal olor en la zona, no se cerraron los accesos.
Mientras, relató, cientos de personas seguían bañándose en el agua. “La salud pública está en riesgo y ya ni hablemos del gran daño que causa un vertido como este en los ecosistemas marinos”, insistió en una publicación en sus redes sociales.
Esa misma tarde, el Cabildo de Tenerife defendió que el origen de la mancha estaba en los trabajos realizados en Costa Adeje para construir un pozo de captación de agua salada, un proyecto enmarcado en las acciones aprobadas para garantizar el abastecimiento de agua en el sur de la isla.
Según las declaraciones oficiales, durante la perforación, los equipos técnicos alcanzaron una capa freática de agua salada, “lo que ha provocado la salida puntual de agua salada al exterior”. “Se trata exclusivamente de agua marina, sin ningún componente contaminante. No se trata de un vertido ni de una fuga de aguas residuales”, insistió la máxima corporación insular.
Una tubería rota en la depuradora
En el comunicado no se hizo referencia a otra incidencia registrada ese mismo día en la zona y que, según fuentes del Cabildo, no tiene que ver con la suciedad detectada en el litoral. El pasado viernes 25 de abril, tal y como han confirmado desde el Cabildo a este periódico, también se detectó una pérdida de presión en una tubería de la Estación Depuradora de Aguas Residuales (EDAR) de Adeje-Arona, localizada a cuatro kilómetros de las playas donde se fotografió la mancha.
''Se activó el protocolo de emergencia y se procedió a derivar el agua por otra tubería de forma paralela hasta que se resolvió el problema'', señalan estas fuentes que, además, aseguran que la rotura se resolvió por la noche. Sin embargo, niegan que se produjera vertido alguno. “El bombeo se paró y se pudo reparar el trozo de tubería”, indican.
En esta línea, las fuentes insisten en que el agua evacuada a través de la tubería era “pretratada” y que no eran aguas fecales ni vertidos. En el proceso de la depuración de aguas residuales, el pretratamiento es el primer paso. En esta etapa se eliminan las materias que por su naturaleza o tamaño pueden originar problemas en el tratamiento posterior. Es en el tratamiento primario cuando comienzan a eliminarse otro tipo de sólidos y en el secundario cuando se comienza a eliminar la contaminación del agua, tal y como se explica en la web oficial del Ministerio de Transición Ecológica.
Julio Muñiz Padilla, químico, físico y experto en Depuración y Emisiones medioambientales, explica que al agua pretratada “simplemente le han quitado los objetos grandes”. “A lo mejor ha estado sometida a una pequeña decantación, pero ese agua tiene disuelta toda la materia orgánica y las bacterias. Las bacterias de todas estas aguas, si el contenido salino es bajo, se mantienen y contaminan toda la playa”, explica en declaraciones a esta redacción.
Este periódico ha preguntado al Ayuntamiento de Adeje si solicitó el análisis del agua de la playa de Troya el viernes. Desde la corporación responden que el Consejo Insular de Aguas “dio la garantía 100% de que era agua limpia tratada”, por lo que “no se consideró necesario hacer ningún tipo de analítica”. Asimismo, estas fuentes apuntan que “el vertido” afectó más al municipio de Arona. Desde el Ayuntamiento de Arona se han limitado a apuntar que “la actuación corresponde al Consejo Insular de Aguas”.
Los vertidos en Tenerife
El experto Julio Muñiz explica que, quitando las escorrentías, las emisiones al mar pueden ser de tres tipos: aguas negras, aguas depuradas y las aguas rechazadas del proceso de regeneración. “Las aguas fecales son enormemente contaminantes e ilegales en casi todos los vertidos, a no ser que se lleve a una distancia que supere más de 500 metros. La ley todavía permite que se produzca la eliminación de estas aguas sucias por difusión en el mar y, en Canarias, es un problema”, sostiene.
En el caso de Lanzarote y Fuerteventura, al tratarse de islas con una plataforma “bastante grande”, los emisarios submarinos deberían tener una dimensión mayor. “Esto no ocurre o, cuando hay, están rotos”, detalla.
Justo en el enclave donde se denunció el vertido está localizado el emisario submarino Adeje-Arona. El Consejo Insular de Aguas invirtió en abril de 2024 más de cuatro millones de euros para prolongarlo en 200 metros y que así estuviera a 1.100 metros de la costa y a 40 metros de profundidad. Este canal conduce al mar las aguas residuales a través del Barranco de Troya.
El físico apunta que el vertido más frecuente es el de aguas que han sido depuradas y que, tras ello, se vuelcan al mar. “La ley obliga a que esas aguas no tengan bacterias, pero el proceso en sí no las elimina de manera total”, subraya. “En la mayoría de las depuradoras que no se reutiliza el agua, se vuelca al mar. Los planes hidrológicos que se están haciendo en las diferentes islas están dirigidos a la reutilización de las aguas residuales ya depuradas para la agricultura, en una falacia a la que quieren llamar economía circular”, valora.
“Cuando dicen que este nuevo sistema no va a echar agua al mar, es mentira. Aunque tú vayas a usar agua para agricultura, una parte de ese agua, con todos los nutrientes problemáticos que tiene, va al mar”, sintetiza. De los 100 litros de agua que llegan a la depuradora, ejemplifica el químico, unos 60 irán a la agricultura. Lo demás terminará en el océano.
Por otra parte, cuando el agua vertida al mar procede de las desaladoras, contiene “el doble de sal”. “Para obtener un metro cúbico de agua de abasto en casa necesitas dos metros cúbicos de agua de mar. El metro cúbico restante tiene el doble de sal y, en el proceso, se le añade ácido sulfúrico”, detalla el químico.
Este excedente es más pesado que el agua de mar y, al tener unos químicos muy agresivos, no flota, se va al fondo y destruye los sebadales. Canarias ha perdido ya la mitad de estas praderas. Casi dos kilómetros de estos refugios marinos desaparecen cada año, según un estudio publicado por la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria.
Este tipo de vertidos “son muy destructores, pero no se ven”. “No dejan huella aparente”, explica Muñiz. En relación a lo ocurrido en Adeje y Arona, el experto sostiene que “lo más probable es que sea agua que tenga un alto contenido de agua sucia y que por algún proceso se hayan mezclado las propias aguas de escorrentías o aguas negras del saneamiento”, plantea.
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