Al Cristo lo cargan mujeres en Santa Cruz de Tenerife
Un Jueves Santo, antes de ser costalera, Abigail Díaz veía con su abuela el tradicional paso del Jesús Cautivo en Santa Cruz de Tenerife. Aquel día, tuvo que corregir a un grupo de espectadoras que elogiaban en alto a su lado lo “bien que llevan los chicos al Cristo”, porque aunque sea algo extraordinario, en este caso, al Cristo lo cargan mujeres.
“¿Las mujeres pueden cargar ese peso?”, fue la pregunta que recibió quien, tras nueve años de experiencia como costalera en la Cofradía de la Macarena y el Jesús Cautivo, es una de las voces más indicadas para confirmar que sí, que un grupo conformado solo por mujeres puede portar durante cuatro horas los 800 kilos que pesa el Cristo.
“Tú sales a la procesión y es como si fueras un futbolista famoso, porque la gente siente mucha devoción, te aplauden mucho”, cuenta.
Cada vez es más sabido que esta estructura es cargada por un grupo de 28 chicas, pero aún hay quien se sorprenden cuando al llegar a la Iglesia San Francisco se descubre el rostro de las cofrades.
A sus 31 años, Abigail suma nueve como componente del único grupo de costaleras del que hay constancia en Canarias. “Creo que hemos avanzado pero sigue presente la idea de que las cosas de fuerza solo pueden hacerla los hombres. Nosotras lo llevamos como buenas jabatas, como mujeres y si tenemos que llevar a la virgen, que pesa aún más, también lo haremos”, añade.
Para Abigail, esto va de fuerza, pero también de fe y de técnica. “Nosotras aprendemos a levantarlo, a dar los pasos correctos porque no es lo mismo caminar que llevar el Cristo, lo tenemos que llevar a la altura del cuello y del hombro con una almohadilla y es necesario saber bien en qué posición colocarse”, comenta.
El paso lo conforman mujeres de todas las edades que durante los ensayos de más de un mes de duración forman un equipo y es que, una de las premisas es que “todas vamos a una, si una flaquea, el resto la apoyamos”.
Tras muchos años asistiendo a la procesión con su abuela, ésta enfermó de cáncer y la mejor promesa que podía hacerle su nieta era apuntarse a este grupo de costaleras: “Siempre me decía que le encantaría verme ahí”.
Se apuntó con una amiga y, desde entonces, cada año vive “una experiencia increíble” cargada de “emoción, sentimiento y sacrificio”, que sin duda este año se han incrementado tras más de tres ediciones sin poder pasear al Cristo a causa de la pandemia.
Según Abigail, no hay una explicación concreta sobre por qué, a comienzos de los 2000, un grupo de mujeres se reunió y dio comienzo a esta tradición, pero sí deja claro que esta se mantendrá y es que las integrantes de la cofradía se sienten “enganchadas”.
“Sé que es algo atado a la iglesia y que mucha gente no es creyente, pero es maravilloso vivirlo, es una emoción que no se puede explicar, creo que hay que tener algo de fe pero es una experiencia que va más allá de lo religioso”, relata.
Este año la procesión comenzó a las 20:30 horas en lugar de a las 22:00 como es habitual, pero el recorrido sí fue el de siempre, con salida en la iglesia de La Concepción y siguiendo el recorrido por Fundación con parada en la plaza de La Candelaria, donde se realizó la tradicional reverencia a la Virgen de la Candelaria para después llegar al punto final, la iglesia San Francisco para cerrar la procesión con una misa.
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