Se equivocan los que sostienen que el Partido Popular va a rehuir los debates radiofónicos y televisivos en esta campaña para evitar perder más apoyos de los que las encuestas dicen que está perdiendo. Al contrario, salvo muy honrosas y capitalinas excepciones, tienen previsto medir sus fuerzas siempre que puedan. Y siempre que tengan fuerzas, matizamos no sin cierta mala uva. Porque esa excusa -las previsibles faltas de fuerzas- fue la alegada este martes por el gabinete de prensa del PP para explicar que Miguel Jorge Blanco se opusiera a concurrir al día siguiente en un debate radiofónico en la Ser con los números dos al Cabildo. El hoy vicepresidente de la Corporación (uno de los acusados por Soria de tener parado el reloj cabildicio) alegó que tenía mitin de Pepa 2003 la víspera y, además de tener que prepararse el discurso, iba a acabar agotado. Y no es plan llegar al día siguiente, a las nueve, a una radio con los ojos pegados. Ni a una radio ni a trabajar al Cabildo, entendemos.