Les suponemos al corriente de los grandes titulares de los mítines de Zapatero en Canarias, que para eso nuestro compañero Enrique Farez los plasmó en tiempo real a través de nuestro Twitter y las crónicas lo adornaron con más literatura. El balance puede resumirse en el intento del PSOE de movilizar a sus bases, desmoralizadas por los efectos de la crisis sobre el respaldo electoral. Saben los ideólogos de la campaña (los de todos los partidos) que la clave de este 22-M va a estar en si los socialistas consiguen sus dos propósitos principales: llevar a las urnas a sus cabreados e indecisos votantes y que el debate se centre en la política local, que viene siendo en rigor la que está en juego. El PP apretará para que los resultados permitan reclamar nuevamente un adelanto electoral, de modo que las continuas meteduras de pata de la dirigencia conservadora no sigan mermando día tras día el paseo triunfal que le tienen prometido a Rajoy. Por eso Zapatero y sus correligionarios canarios reivindicaron la política como la solución y no como el problema; y las diferencias ideológicas como el matiz que la derecha se empeña en soslayar para que la alternancia sea más asumible por los que creen que “todos son iguales”. Y mucha insistencia en la defensa de lo público, que fue una de las máximas más repetidas junto a la necesaria modernización de la estructura administrativa de Canarias, Ley Electoral incluida, que José Miguel Pérez prometió reformar desde el primer año.