Les decíamos que en el avión viajaban, entre otros conocidos, José Carlos Mauricio, Arnáiz y el más pequeño de los hermanos Soria, Luis. Los dos primeros lo hicieron en clase preferente, mientras que el segundo optó por la clase económica, que ya no es plan y no se pueden pasar dietas y demás gastos a la Comunidad Autónoma. Con Soria II viajaban varias personas, entre otras una mujer rubia que, pese a las advertencias de prohibición de utilizar teléfonos móviles, aprovechó el retraso en la salida del vuelo para usar el suyo, lo que le valió una reprimenda de una azafata y otra del sobrecargo. Soria II les explicó que la dama pensó que en la situación de retraso se podía hacer una excepción, pero hubo dos advertencias por megafonía, una de ellas descaradamente teledirigida, porque no era la pregrabada, lo que invalidaba las explicaciones. Nuestro enviado especial a ese vuelo se percató igualmente del contratiempo que supuso para Luis Soria tener que pagar una cerveza, que en turista no es gratis. Que si la chaqueta estaba arriba, que si la tarjeta de crédito. En fin, una vulgaridad esto de ir en clase turista.