Tampoco es culpa nuestra que el comisario europeo de Energía, Günter H. Osttinger, haya propinado un público y sonoro tirón de orejas al ministro de Industria y Energía, el referido José Manuel Soria, por la nefasta política energética en relación con las renovables. La Comisión Europea lo ha puesto negro sobre blanco en una carta que dicho comisario ha enviado a la Asociación Nacional de Productores e Inversores de Energías Renovables (Anpier) asegurando que ya le han hecho saber al señor ministro que no están de acuerdo con “las medidas retroactivas que padece el sector” en España. Conviene recordar, llegados a este punto, que fue la de retroceder 30 años la primera decisión de calado que tomó el ministro Soria en enero de este año a través del Real Decreto 1/2012, que para el caso concreto de Canarias ha supuesto dejar al archipiélago a la cola de la penetración de las renovables, justo en el estadio en el que la dejó el prodigio de consejero de Industria que fue Luis Soria, puesto en la poltrona por su hermano José Manuel, cosas que tiene la historia política de las Islas que tampoco nos inventamos nosotros. Por cierto, que desde hace ya más de cuatro meses el ministro se comprometió con Canarias a una modificación de ese Real Decreto, de modo que imperara la cordura y hubiera las consabidas excepciones, que en el Archipiélago precisamente se traducen en un brutal abaratamiento de la producción energética. Particularidad que Soria conoce pero que desprecia con ese estilo inigualable que tampoco nosotros hemos diseñado para él.