Pepa Luzardo se cobró cara la ingratitud de Arcadio Díaz Tejera de reprobar a su Felipe. Además de esa pirueta legal que la secretaria de la Corporación respaldó fervientemente, la alcaldesa ya había gastado previamente otra trastada al grupo municipal socialista canario. Después de clamar por un despacho digno para poder desarrollar su tarea y hacer un hueco a sus nueve concejales, Díaz Tejera se ha encontrado ahora con un decreto de la alcaldesa que le recluye a un despacho que tiene un metro cuadrado menos del que disfrutan ahora los socialistas. Es el cubículo del PP, que en realidad tiene todo el Ayuntamiento para repatingarse. Eso le pasa al senador por no colocarse en la posición equidistante que parece que va a ser la más molona de aquí a que acabe la legislatura.