Confirmado: tenemos un Gobierno autónomo, autárquico, autómata, automático y antimonio, por decirlo suave. Las declaraciones de este miércoles de la consejera de Educación mandando a callar a la OCDE por haber osado colocar a la nacionalidad a la cola del éxito escolar (es decir, a la cabeza del fracaso) del Estado español no ha merecido para la señora Luis Brito más comentario que ese que se dice a los que miran las partidas de cartas por encima del hombro de los jugadores: silencio y a dar tabaco. Canarias pone la mano de las instituciones europeas para fondos de formación y para cualquier política que suponga elevar el nivel cultural educativo y cultural, pero la quita cuando se trata de llevarse un reglazo por hacerlo rematadamente mal, por no invertir de modo eficiente, por no tener a la educación como una de las prioridades.