Los Pueblos Negros: una sorpresa en el norte de Guadalajara a apenas una hora en coche desde Madrid

Arquitectura negra en Almiruete, Guadalajara.

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A poco más de una hora en coche de Madrid el terreno áspero de Somosierra y la Sierra de Ayllón te hacen olvidar en un segundo la cercanía de la gran ciudad. El Pico Ocejón es una enorme mole de color gris negruzco que se eleva por encima de los 2.000 metros. Es uno de los encuentros con la alta montaña más cercanos a la capital de España, aunque su ascensión no sea más que un paseo exigente que te deja con la lengua fuera. Pero también es una de las excusas para acercarse a una de las comarcas más intensas de estas sierras. Y también desconocidas, porque hasta estos lugares apenas llegan turistas pese a estar, como quien dice, a tiro de piedra de una de las ciudades más importantes de Europa. En esta zona, que sirve de ‘espejo’ a los pueblitos serranos de la provincia de Segovia, se ha desarrollado una arquitectura popular con muchísima personalidad marcada por el uso intensivo de la pizarra. Y de ahí su nombre: Los Pueblos Negros.

Hay dos entradas naturales a esta zona del norte de la provincia de Guadalajara. La más fácil y rápida desde Madrid es a través de la A-2 hasta Guadalajara y desde aquí tomar la CM-101 hasta Humanes y la CM-1004 hasta Tamajón, el pueblo que ejerce de cabeza de la comarca (114 kilómetros). La otra es apenas más corta (105 kilómetros) y pasa por las localidades madrileñas de Talamanca del Jarama y Valdepiélagos para enlazar con la CM-1004 poco después de dejar atrás Puebla de Beleña (lo que te va a permitir echarle un vistazo a la Calzada Romana de Uceda). Si vas a pasar más de una jornada por la comarca, la mejor opción para hacer base es Tamajón. Es la localidad más grande de los Pueblos Negros y la que cuenta con mayor oferta alojativa y de restauración. Y también es el lugar que cuenta con los ‘monumentos’ más importantes del lugar (pese a que, en sentido estricto, es el pueblo que cuenta con una menor proporción de arquitectura negra).

Tamajón se localiza en una pequeña hoya rodeada de colinas chatas cubiertas de bosque y matorral. Pese a que hoy nos pueda parecer un lugar modesto, este pueblo tuvo su importancia hasta el punto de que fue uno de los lugares preseleccionados por Felipe II para construir su Monasterio de San Lorenzo (El Escorial). De poco antes de aquellos tiempos es la Casona de los Mendoza (Calle de Enmedio), un soberbio palacete plateresco del siglo XVI y de bastante antes la Iglesia de la Asunción (Calle Nueva, 1), que hunde sus orígenes hasta el siglo XIII y que aún cuenta con bastantes detalles de su pasado románico. Otros puntos de interés son la Plaza Mayor, porticada con antiguas columnas del viejo Convento Franciscano, abandonado y hoy en ruinas, y la antigua fábrica de vidrio, que tuvo fama durante el XIX por la calidad de su cristal. Otros lugares que hay que ver son la Laguna (dónde puedes ver una buena cantidad de aves acuáticas, y el camino de la Ciudad Encantada de Tamanjón, una sucesión de cuevas, arcos y dolinas que forman un paisaje surrealista en un entorno de bosques que guardan otras sorpresas como la Ermita de la Virgen de los Enebrales.

RUTA 1.- Desde Tamajón al Hayedo de Tejera Negra (47,3 kilómetros ida).- Tomamos la carretera que va hasta la Ciudad Encantada de Tamajón (GU-186) y seguir en dirección a Majaelrayo. Junto a una de las colas del Pantano del Vado puedes ver un pequeño puente de piedra del siglo XIII que formaba parte del viejo camino que subía hasta los pueblos serranos. Como te decíamos, Tamajón está bastante ‘urbanizado’ –sufrió una pequeña revolución urbana en el siglo XVI cuando se abrieron las nuevas calles- por lo que queda poco de la estructura de pueblo negro que ya si vemos en Campillejos y Espinar (desde el primero sale el sendero que lleva hasta el Salto del Aljibe -4,2 kilómetros ida- y si quieres caminar un poco más al precioso Puente de Matallana).  Campillo de Ranas es el primero de los grandes referentes de la arquitectura negra de la comarca. Su casco de casas de pizarra y madera está perfectamente conservado y tiene algunos rincones emblemáticos de la comarca como los lavaderos, el roble ahuecado (que está ahí desde tiempos de los romanos), la preciosa iglesia de Santa María Magdalena –uno de los puntos culminantes de las construcciones comarcales- y su reloj solar o el curioso Museo Roizo (Plaza Escuelas, 17) dónde podrás conocer los pormenores de la arquitectura tradicional de la comarca a través de cuidadas maquetas (es divino este museo).

Majaelrayo es otro de los pueblos negros más famosos y mejor conservados. Destaca no sólo por su arquitectura negra: también por el entorno, en plena Sierra de Ayllón.. Desde aquí parte el sendero que asciende hasta la cima del Ocejón (7,4 kilómetros ida) y también la pista forestal que va hasta Cantalojas, ya fuera de la comarca. La pista está bien de firme aunque no es transitable después de la lluvia o con nieve (en estos casos es mejor quedarse en Majaelrayo. Lo mejor de Cantalojas es darse una vuelta por el Hayedo de la Tejera Negra, uno de los mejor conservados del Sistema Central, y ver la vega del Arroyo de Román hasta el Molino de la Malecilla, una antigua muela hidráulica del siglo XVII reconvertido en alojamiento rural.

RUTA 2.- Valverde de Los Arroyos y la fortaleza de Sorbe (54,1 kilómetros). La otra ruta propuesta sube hacia el norte por la GU-211 dejando a nuestra izquierda la mole de pizarra del Pico Ocejón. Poco después de dejar atrás Tamajón nos adentramos en un denso sotobosque que sólo se interrumpe en los alrededores de pequeños pueblos como Almiruete y Palancares, anticipo de uno de los puntos neurálgicos de los Pueblos Negros: Valverde de los Arroyos.  En este pueblo negro auténtico podrás ver una vieja ermita de pizarra; un museo etnográfico (Camino Lavadero, sn; Tel: (+34) (+34) 949 30 74 02); viejas casas amontonadas en calles de trazado imposible; antiguas eras dónde las vecinas y vecinos aventaban el grano y uno de los parajes naturales más bonitos del norte de la provincia de Guadalajara: Las Chorreras de Despeñaelagua (cascadas) a las que se llega después de un sendero de poco más de 2,4 kilómetros (desde aquí se puede también subir hasta el Pico Ocejón -4,4 kilómetros más-).

Otro punto importante de la comarca es Umbralejo, apenas medio centenar de casas pero de una pura arquitectura tradicional que impresiona. Desde aquí nos incorporamos a la CM-1006, una cómoda carretera comarcal que permite apretar un poco el acelerador y cubrir en pocos minutos los kilómetros que nos separan de Sorbes, ya fuera del ámbito de los Pueblos Negros. Pero antes puedes hacer dos paradas más en La Huerce y Valdepinillos. Llegar a Galve de Sorbe merece la pena por una razón: su fantástica fortaleza medieval. El Castillo de Sorbe es uno de los más bonitos de la provincia. Aunque fue reformado en el siglo XV, su fábrica se remonta al XIII, en el que sirvió como posición de vigilancia y defensa de las tierras recién incorporadas a Castilla apenas cien años antes en un contexto en el que los ataques desde tierras del islam (a apenas tres centenares de kilómetros a mediados del XIII) no eran infrecuentes.

Fotos con Licencia CC: jacinta lluch valero; Igor Romero; Rober; JUMBOROIS; José Ibañez

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