Un viaje a la comarca de las Merindades: la joya del norte de Burgos

Perfiles medievales en Frías, una pequeña ciudad de las Merindades burgalesas.

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Poco después de nacer en Reinosa, Cantabria, el Ebro inicia su camino hacia el Mediterráneo recorriendo un pequeño país de montañas, bosques y desfiladeros. El norte de la provincia de Burgos es un lugar sorprendente: más cercano a los perfiles de la España verde que a las llanadas ásperas, aunque hermosas, de esa Castilla añeja de campos de cereal interminables. Un lugar que sirve de nexo entre el universo cantábrico y la Meseta. Un lugar con mucha historia; un rincón encajonado entre antiguos reinos. Un lugar que sirvió de germen al nacimiento de uno de los elementos clave para entender la historia de España. En esta zona surgió Castilla. Un pequeño condado fronterizo que tomó su nombre de la gran cantidad de castillos y atalayas que se desparramaban por su aún pequeña geografía. Una tierra que fue escenario de numerosas batallas.

En Las Merindades y sus alrededores, Castilla dio sus primeros pasos y se convirtió en un actor de peso en la historia peninsular. No es casualidad que la Villa de Oña, por ejemplo, sirviera de lugar de descanso eterno para los primeros reyes castellanos. La joya de esta pequeña localidad de casas de piedra junto al Río Oca (ese que nace junto al mítico Camino de Santiago) es el Monasterio de San Salvador de Oña (Pestiño, sn; Tel: (+34) 697 893 505). En esta parte de la península se apelotonan los grandes cenobios monumentales y éste no les va a la zaga: una maravilla en la que se apelotonan el románico, el gótico o el mudéjar –imponentes su claustro y la sala capitular- y que guarda innumerables tesoros artísticos. Pero la importancia de San Salvador como centro histórico de primerísima magnitud se pone de manifiesto en sus panteones ducal y real: aquí se hicieron enterrar los duques castellanos y los primeros reyes del reino. Es un lugar con un gran simbolismo y enorme carga histórica. Sin duda alguna, es una de las cunas de España más allá de nacionalismos, odios o filias. Es un lugar importante… Y precioso para ver.  

Oña, de forma estricta, no está dentro de Las Merindades, pero está ahí al límite de esta comarca tan fantástica y no hay que dejar de pasar la oportunidad de pasar por aquí antes de internarnos por los Montes Obarenes en busca del valle excavado por el Ebro y las primeras grandes alturas cantábricas que sirven de límite entre Castilla y León y la vecina Cantabria. ¿Qué ver en Las Merindades? Muchísimo. ¿Cuántos días son necesarios? Nunca menos de tres. Las distancias entre los distintos puntos de interés son pequeñas, pero hay mucho que ver y algunas visitas, como entrar a la Cueva Palomera o pasar al valle del Río Pas –Cantabria- desde el Paso de montaña de Estacas de Trueba llevan tiempo. En un fin de semana bien apretado puedes ver lo más importante sin problemas, pero te vas a quedar con las ganas de más tiempo.

BASE EN FRÍAS.- Es lo que te recomendamos por dos razones. La primera es la posición de centralidad de esta población con respecto a los puntos de interés que te vamos a ofrecer a continuación. Y la segunda es que Frías es un sueño y merece muchísimo la pena quedarse aquí. Frías está en el selecto listado de los pueblos más bonitos de España: y con toda justicia. La ‘ciudad’-porque tiene ese título-, que se ha mantenido intacta a lo largo de los últimos siglos, ocupa un promontorio rocoso escarpado y alargado –llamada La Muela-que configura una geografía de apenas una decena calles angostas que van desde la Iglesia de San Vicente Mártir hasta el Castillo de los Duques de Frías, uno de los más bonitos de la provincia (y de los más añejos ya que data del siglo X). También hay un puente sobre un Ebro aún infante cuyas piedras más antiguas son de tiempos de los romanos-por aquí pasaba una de las calzadas romanas que unían la meseta con el país de los cántabros-, casas de piedra y vigas de madera, balconadas, casas colgadas que se asoman al abismo desde los bordes del peñasco, un pequeño e interesante Museo Etnográfico en la vecina Montejo (La Bolera, 18; Tel: (+34 666 613 533)… Es una maravilla.

Y desde aquí casi todo queda a poco más de media hora en coche. Hasta Tobera, otro punto cumbre de la comarca, sólo hay dos kilómetros a la vera del Río Molinar. Este lugar es especial por dos motivos: el primero son sus bonitos saltos de agua y el segundo la Ermita de Nuestra Señora de la Hoz, un precioso edificio de origen medieval levantado junto a un cantil excavado por el propio río. El agua es uno de los elementos característicos de la región. Estamos en las fuentes que van dotando al mismísimo Ebro de sus primeros caudales. Agua que se precipita desde las montañas en un sinfín de ríos chiquitos, arroyos y escorrentías que saltan por todos lados. Las cascadas son una de las señas de identidad de Las Merindades.

Muy cerca de Frías, en la aldea de Pedrosa de Tobalina, está una de las más famosas y bonitas de la zona (con un molino del siglo XVIII adosado). Y también la puerta de entrada a los valles del Jerea y Losa otra de las rutas alucinantes que puedes hacer desde Frías. La meta final es el Salto del Nervión, que con sus 222 metros es la cascada más alta de la Península Ibérica pero hay muchísimo que ver: junto al propio salto, restos de una abadía medieval, una vieja lobera (trampa para atrapar lobos) y uno de los bosques más bonitos de la provincia. Y en el camino de ida o vuelta puedes visitar la pequeña aldea de Qincoces de Yuso (con una bonita torre medieval y un puente romano) y la imprescindible Ermita de San Pantaleón de Losa (Acceso BU-550), una de las más importantes joyas del Románico en esta parte de España.

MEDINA DE POMAR Y LOS CONDESTABLES DE CASTILLA.- La ciudad de Medina de Pomar ejerce de gran centro monumental y patrimonial de la comarca. Población de importancia desde los primeros compases de la historia castellana. El Alcázar de los Condestables de Castilla (Calle Martínez Conde, 6; Tel: (+34) 947 190 746) es sólo uno de los más importantes monumentos de la localidad. Este castillo imponente data del siglo XIV sirvió como casa palacio y defensa de la familia Fernández de Velasco, condestables castellanos. Hoy, estas imponentes torres de piedra albergan un museo centrado en la historia de toda la comarca y dominan un casco urbano dónde hay muchísimas huellas del pasado: arcos y puertas que recuerdan a las antiguas murallas; pasajes angostos; los restos de la judería; iglesias varias veces centenarias… A las afueras de la ciudad puedes visitar el Monasterio de Santa Clara (Avenida de la Estación, 5; Tel: (+34) 947 190 160; E-mail: info@monasteriodesantaclara.es), un precioso edificio que hunde sus raíces en el siglo XIV y que también alberga un museo centrado en la figura de los condestables castellanos. Y ahí mismo te puedes pasar a ver la Ermita de San Millán, con esa simpleza hermosa del románico. Otro punto patrimonial interesante a pocos kilómetros de Medina de Pomar es el Monasterio de Santa María de Río Seco (Acceso por BU-V-5741 desde Incinillas), que aunque está en ruinas es aún impresionante de ver. 

ESPINOSA DE LOS MONTEROS Y UNA EXCURSIÓN POR EL VALLE DEL PAS.- La población de Espinosa de Los Monteros se sitúa muy cerca del límite norte de la comarca, cerca ya de las cimas cantábricas. Pese a que el pueblo no sobrepasa las 1.700 almas es una de las poblaciones más importantes de la comarca y, también, uno de los centros patrimoniales más interesantes de esta parte de la provincia de Burgos. La historia de Espinosa de los Monteros está íntimamente vinculada al Puerto de Montaña de Las Estacas de Trueba, uno de los escasos pasos naturales que permite la comunicación entre las dos vertientes de la Cordillera Cantábrica. Esta situación estratégica se plasmó en forma de grandes casonas fortificadas que se asemejan más a pequeños castillos que a casas solariegas. La ruta heráldica recorre más de una veintena de casonas solariegas en una de las mayores concentraciones de patrimonio histórico de Burgos, que ya es decir.

La carretera BU-570 sube hasta el paso de montaña de Las Estacas de Trueba en un paisaje que ya es plenamente norteño. Grandes prados verdes y enormes manchas de bosque se suceden hasta la proximidad de las cimas. Al otro lado de las montañas se encuentra el precioso valle del Río Pas, ya en Cantabria. A toda esta parte que comparten Castilla y León y Cantabria se la conoce como Montaña Pasiega, un espacio natural y cultural marcado por la pervivencia de la ganadería trashumante estacional desde antes, incluso, de la llegada de Roma. Los valles del Trueba y del Pas están cuajados de viejas cabañas pasiegas de gruesos muros de piedra y techumbre de paja. Algunas con casi 1.000 años de antigüedad. El Poblado pastoril de Castromorca es, de lado castellano, uno de los más antiguos y grandes –data de la Edad Media-, aunque hay que caminar bastante desde Espinosa de los Monteros –ver mapa-.

IR HASTA OJO GUAREÑA.- Ojo Guareña es un enorme complejo kárstico (galerías excavadas por el agua en la roca caliza) que suma más de 110 kilómetros y es el segundo en tamaño de toda la Península Ibérica (es impresionante ver como el pequeño Río Guareña se precipita al interior de la tierra a través de un angosto agujero –sumidero-). Es un lugar de gran belleza natural pero, también, un complejo cultural de primerísima magnitud. Antes de acercarte a las cuevas pasa por Quintanilla del Rebollar y visita el Centro de Interpretación de este espacio natural increíble que ha sido ocupado por los hombres y mujeres del lugar desde el Paleolítico. En la Cueva Palomera puedes ver interesantes pinturas rupestres y hasta unas huellas de pies desnudos que alguien dejó ahí hace más de 15.000 años. La Ermita de San Bernabé es el otro gran hito del lugar. Esta iglesia rupestre cuenta con interesantes pinturas murales en su interior y su emplazamiento, en una enorme cueva, es espectacular.

PASAR SOBRE EL RÍO NELA EN PUENTEDEY.-  La situación de Puentedey es otra de las sorpresas naturales de esta comarca. Aquí, el Río Nela excavó pacientemente una peña creando un enorme arco natural y el pueblo aprovechó la ocasión para encaramarse encima en lo que supone una magnífica defensa natural. Un solar estrecho que no impidió construir algunos edificios notables como la Iglesia de San Pelayo, con algunos restos de románico o el Palacio de los Fernández de Brizuela, una casa solariega y fortificada del siglo XV que nada tiene que envidiar a los ‘chateaus’ franceses. Desde aquí puedes subir en un ratito pequeño hasta la Cascada de la Mea, uno de las muchos saltos de agua que adornan las montañas y barrancos de la comarca. Otro lugar cercano es la Cascada de las Pisas, un precioso salto de agua al que se llega internándonos en un bosque en el que se mezclan hayas y robles.  Aprovecha para visitar Villabáscones de Bezana, una pequeña aldea de casas de piedra escondida entre la espesura del bosque.

LA RIVERA DEL EBRO.- La Carretera BU-550 corre junto al cauce del Río Ebro. Desde Frías, el valle es una amplia llanura en la que el río se permite algún meandro de importancia como el que alberga la Central Nuclear de Garoña. Pero pocos kilómetros después, el cauce se enclaustra entre montañas cubiertas de vegetación creando un cañón angosto de enorme valor paisajístico. Esta parte del río sirve de frontera entre las comunidades de Castilla y León y Euskadi. Esta ruta conduce a Miranda de Ebro y, si se opta por girar hacia el norte, a la cercana ciudad de Vitoria (a 43 kilómetros de Miranda).

Fotos bajo Licencia CC: BrainMaY; SoWhat; Jim Anzalone; Daniel Muñoz; santiago lopez-pastor; XeServices; Rafa

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