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El Lliure brinda por Annita

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“Para nosotros siempre has sido y serás Annita, para los demás, La Lizaran, con todas las mayúsculas. Tierna e inmensa, apasionada y sutil, refinada y popular, mujer y actriz toda de una pieza... te recordamos en todas tus interpretaciones, dramática o payasa, derrame o con aquella comicidad que no necesitaba de ningún truco, dejando caer la réplica contundente con toda la intención, después de una de esas pausas que dejaban todos expectante y que precedían primero tu estallido e inmediatamente la respuesta del público. Al papeles pequeños o grandes, lo que tocaba, ascendiendo inexorablemente hacia mayores creaciones, viviéndolo intensamente en la sala de ensayos y noche tras noche hasta la última representación. Pero también barriendo y haciendo todo tipo de trabajos en aquellos primeros años, el ”convento“ de Leopoldo Alas, y al camerino preparándote para la función, poniéndote el perfume que habías decidido que era el idóneo para ese papel y por otro, haciendo un traguito para acabar de ponerte en la piel del personaje y saliendo dispuesta a comerte el mundo o, al menos, el público de aquella representación. Siempre con esa generosidad desbordante, a la escena pero también a la vida, con un compromiso firme pero nada ostentoso con el Teatre Lliure, los teatros, el Teatro y la vida. Y brindamos, una vez más y siempre, por ti. ”

Hoy a las 14h. se ha abierto la velatorio del tanatorio de Les Corts, donde mañana, a las 12 del mediodía, se celebrará a puerta cerrada la ceremonia de despedida de Anna Lizaran, nacida en 1944 en Esparreguera y que murió la noche de viernes a sábado en el Hospital Clínico de Barcelona víctima de un cáncer.

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“Para nosotros siempre has sido y serás Annita, para los demás, La Lizaran, con todas las mayúsculas. Tierna e inmensa, apasionada y sutil, refinada y popular, mujer y actriz toda de una pieza... te recordamos en todas tus interpretaciones, dramática o payasa, derrame o con aquella comicidad que no necesitaba de ningún truco, dejando caer la réplica contundente con toda la intención, después de una de esas pausas que dejaban todos expectante y que precedían primero tu estallido e inmediatamente la respuesta del público. Al papeles pequeños o grandes, lo que tocaba, ascendiendo inexorablemente hacia mayores creaciones, viviéndolo intensamente en la sala de ensayos y noche tras noche hasta la última representación. Pero también barriendo y haciendo todo tipo de trabajos en aquellos primeros años, el ”convento“ de Leopoldo Alas, y al camerino preparándote para la función, poniéndote el perfume que habías decidido que era el idóneo para ese papel y por otro, haciendo un traguito para acabar de ponerte en la piel del personaje y saliendo dispuesta a comerte el mundo o, al menos, el público de aquella representación. Siempre con esa generosidad desbordante, a la escena pero también a la vida, con un compromiso firme pero nada ostentoso con el Teatre Lliure, los teatros, el Teatro y la vida. Y brindamos, una vez más y siempre, por ti. ”