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El País Valenciano en blanco y negro: memoria gráfica de la Transición

“La memoria gráfica es el testimonio más indiscutible de muchos hechos que pasaron en aquel momento que si te los cuentan no te los puedes creer por lo insólitos que eran: un grupo de gente pegándole al alcalde ante la Policía, está documentado gráficamente”. La veterana periodista Rosa Solbes (Alicante, 1950) se ha encargado de contextualizar las fotografías que componen la cuidada edición de Trets. Imatges de la Transició valenciana (Alfons el Magnànim, 2022), un repaso por la memoria gráfica del País Valenciano durante el periodo inmediatamente posterior a la muerte del dictador Francisco Franco.

Medio millar de imágenes en blanco y negro, captadas por el objetivo del fotoperiodista Josep Vicent Rodríguez (Meliana, 1950), que inmortalizan los cambios sociales y políticos en Valencia y a los elementos que batallaron para anularlo mediante los puños y las pistolas. “El papel de los fotógrafos en aquella época es fundamental”, señala Rosa Solbes. 

“Hay que decir que esta no es la historia de la Transición valenciana, es la visión en concreto de un archivo particular de un profesional que trabajó en aquellos tiempos”, puntualiza Josep Vicent Rodríguez, activo militante antifranquista que publicó sus primeras fotos en el semanario comunista Cal Dir.

Solbes y Rodríguez coincidieron en la mítica revista Valencia Semanal y también en Interviú, Tiempo o La Calle, entre otras publicaciones. Una época “complicada”, según recuerda el autor, ya jubilado. “A mí en concreto la Policía me dio unos porrazos en las piernas y, además, la extrema derecha actuaba de manera muy contundente contra la gente que queríamos dejar el testimonio gráfico de lo que pasaba, no eran momentos fáciles”, recuerda el fotoperiodista. “Te sentías coaccionada y amenazada pero no había más tu tía que salir a la calle”, tercia Rosa Solbes.

La obra recoge imágenes míticas de la retina colectiva del País Valenciano, desde la preautonomía y los primeros gobiernos democráticos en cuatro décadas en el Ayuntamiento de Valencia y en el Palau de la Generalitat hasta el retrato del fotoperiodista Francesc Jarque, arrestado mientras trabajaba en una manifestación ecologista no autorizada, condenado a un mes y un día de prisión y posteriormente indultado gracias a las gestiones de su abogado, Alberto García Esteve.

El libro incluye también las luchas sindicales en enclaves industriales como Sagunt, con la traumática desindustrialización como telón de fondo. Además de los impresionantes testimonios gráficos sobre el asesinato del sindicalista ácrata Valentín González, su entierro y la huelga general convocada en protesta por la muerte del joven.

Los lectores más jóvenes se sorprenderán reconociendo calles, plazas y espacios característicos de la ciudad que han mutado en las últimas décadas. Desde el casco histórico, con los aledaños de la plaza de la Virgen atestados de coches estacionados, hasta el antiguo cauce del río Turia antes de convertirse en un espléndido pulmón verde.

Otros apartados rescatan anécdotas que reflejan toda una época. Dos excepcionales personajes —el escritor Manuel Vázquez Montalbán y el crítico gastronómico de Cambio 16 Xavier Domingo— aparecen frente a un arroz con sus cucharas de madera en posición de descanso en la paella. Un acto de solidaridad con Antonio Vergara, al que le había caído una querella por injurias graves, en julio de 1977, por parte del restaurante Río Miño tras una crítica publicada en la Cartelera Turia. A Vergara le pedían nada más ni nada menos que cinco millones de pesetas de indemnización y seis años de destierro.

El libro rescata la emergencia del feminismo y las movilizaciones contra las agresiones sexuales (nada nuevo bajo el sol), de los movimientos LGTBI o del ecologismo y las manifestaciones para la conservación del antiguo cauce del río Turia. “En aquella época estallan movimientos sociales con unas características propias que hasta ese momento no se habían podido mostrar ”, explica Rosa Solbes, quien destaca el papel de los medios de comunicación progresistas como altavoz “de la existencia real de estos fenómenos”. “Recuerdo las primeras manifestaciones ecologistas para promover la bicicleta o contra las nucleares, eran bastante minoritarias pero son movimientos que no sabíamos que existían hasta que la gente se encuentra en un marco de libertad aceptable”, apostilla la periodista.

“En realidad”, abunda el fotoperiodista, “se estrenaban muchas cosas, era una época apasionante porque constantemente había manifestaciones de mujeres después de 40 años de franquismo, la salida a las calles de los homosexuales o el travestismo”.

Otro fino retrato de época aparece en un par de doble páginas de fumadores elegantemente retratados pitillo en mano. “Hay una parte lúdica en el libro que fue ocurrencia mía, vi que tenía a casi todos los protagonistas fumando”, explica Josep Vicent Rodríguez.

El apartado de cultura del libro inmortaliza toda una generación de intelectuales que ha pasado a la historia. Rosa Solbes destaca el “rescate del olvido” de “personas de primera categoría que habían sido escondidas o exiliadas y de la cuales nunca en la vida habíamos podido leer una entrevista o una biografía”. “Para mi”, agrega la periodista, “fue de las cosas más interesantes de mi trabajo en aquella época, conocer a tanta gente que en la ignorancia del pasado volvía o salía de casa, como los artistas Josep Renau o Arturo Ballester”. “Hablar con la familia Gaos fue un gozo y un privilegio”, apostilla.

“De los intelectuales de la época, a Renau fue al que más veces fotografié”, recuerda Josep Vicent Rodríguez. “Hay un fotomontaje que hizo con una foto mía que me hace muchísima ilusión y conservo una cámara que perteneció a Renau, tengo ese recuerdo también”.