Elle Macpherson y el problema de los famosos que usan su altavoz para defender pseudoterapias

Juanjo Villalba

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La semana pasada, una entrevista a la modelo Elle Macpherson en la revista australiana Women’s Weekly con motivo del lanzamiento de su libro de memorias (Elle), desató una polémica a nivel mundial. 

La modelo y empresaria de 60 años, que en los 90 fue una de las supermodelos más cotizadas del mundo, explicó en esa entrevista cómo hace siete años se le diagnosticó un cáncer de mama. Aquella inesperada noticia, como ocurre en todos los casos, la sumió inicialmente en la preocupación. Nada menos que 32 médicos le recomendaron someterse a quimioterapia pero ella, tras una profunda reflexión, decidió rechazar esta terapia, ampliamente avalada por la ciencia, y sustituirla por “un enfoque intuitivo, holístico y guiado por el corazón (…). Decirle no a las soluciones médicas estándar fue lo más difícil que he hecho en mi vida. Pero decirle no a mi propia intuición habría sido aún más difícil”, afirmó MacPherson en la entrevista.

Hoy en día, la modelo dice que su cáncer está en “remisión clínica”, un concepto que no implica necesariamente que el cáncer se haya curado completamente, sino que los síntomas o signos de la enfermedad más llamativos han desaparecido o no hay evidencias visibles de los mismos, aunque todavía existe el riesgo de que queden células cancerosas que no se hayan detectado.

Al realizar estas revelaciones, Macpherson se une a una polémica lista de personas famosas que a lo largo de los últimos años han declarado, de forma más o menos pública, su rechazo a las formas de tratamiento convencional, pero sobradamente probadas, de la medicina moderna. Junto a ella, podemos encontrar casos como el de Steve Jobs, fallecido debido a un cáncer de páncreas en 2011, o el de Olivia Newton-John, que murió en 2022 debido a un cáncer de mama tratado también con un enfoque alternativo. 

Macpherson reconoce en la entrevista que tras su diagnóstico se puso en contacto con Newton-John, aunque la actriz no siguió exactamente los mismos pasos que ella. “Sí, hablamos algunas veces cuando me diagnosticaron y también a lo largo de nuestros respectivos procesos de sanación”, explicó en Women’s Weekly. “Hicimos las cosas de manera diferente, pero compartimos nuestras experiencias entre nosotras, cómo nos sentimos y cómo abordamos las cosas”.

Un enfoque rechazado por la ciencia

Como no podía ser de otra manera, estas afirmaciones de Macpherson han puesto en guardia a los profesionales de la medicina, asociaciones de médicos, de pacientes y demás actores implicados en la lucha contra en cáncer, debido al peligro que entraña despreciar públicamente y utilizando un enorme impacto mediático, terapias que salvan a millones de personas cada año.

“Creo que este tipo de noticias dañan mucho”, afirma Sonia del Barco, doctora en la Unidad de Cáncer de mama y tumores cerebrales del Instituto Catalán de Oncología y miembro del Grupo GEICAM de Investigación en Cáncer de Mama y del comité científico de la Asociación INVI. “El cáncer de mama no es una patología única, sino muchas enfermedades. No todos los tipos de tumores de mama son iguales. Desconocemos el que padeció esta modelo, pero este tipo de declaraciones perjudican mucho el trabajo que hacemos los oncólogos día a día, y no solamente los oncólogos, sino toda la investigación y todos los estudios que avalan los beneficios de los tratamientos”. 

La doctora afirma que el cáncer de mama se considera una afección sistémica y, por tanto, es importante tener en cuenta la edad de la paciente, el tamaño del tumor, si hay afectación axilar o no, si es candidata a un tratamiento hormonal o a terapias biológicas dirigidas, etc. “En todos los casos hay que individualizar la terapia”, asegura.

El mensaje es muy desfavorable para la población y lo único que hace es transmitir incertidumbre a pacientes que sí están recibiendo este tipo de tratamientos que realmente están aumentando sus posibilidades de curación

En esto coinciden todos los expertos contactados para este artículo. “A Elle Macpherson seguramente le diagnosticaron un cáncer de mama localizado y probablemente le realizaron una cirugía”, aventura el doctor Elías López, oncólogo radioterapeuta que trabaja en el Servicio de Atención al Paciente de la Asociación Española Contra el Cáncer. “A raíz del resultado se le propondrían unos tratamientos. En aquellos cánceres de mama que consideramos que tienen un riesgo alto de recaída es en los que se recomienda la quimioterapia para disminuir ese riesgo”.

Una quimioterapia que, además, ha avanzado mucho en los últimos años. Hoy en día existen tratamientos de muchos tipos que han demostrado de forma firme y a través de amplios ensayos clínicos que tienen un papel decisivo a la hora de reducir el riesgo de recaída. “Es cierto que el uso de quimioterapia cada vez es menos frecuente en algunos tipos de cáncer de mama, pero todavía tiene una eficacia demostrada en muchos subtipos del mismo”, nos explica por su parte César A. Rodríguez, presidente de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM).

“Y no solo de la quimioterapia, sino también de las nuevas terapias biológicas que van surgiendo. El mensaje que se transmite con este tipo de declaraciones a favor del abandono de las terapias es muy desfavorable para la población y lo único que hace es transmitir incertidumbre a pacientes que sí están recibiendo este tipo de tratamientos que realmente están aumentando sus posibilidades de curación”, añade Rodríguez.

“Siempre que se propone un tratamiento al paciente, el oncólogo ya ha valorado el equilibrio entre riesgos y beneficios del mismo”, dice Elías López. “Nunca se propondría si los beneficios no fueran superiores a los riesgos que conlleva. Sin embargo, no hay ningún tipo de respaldo científico a que tratamientos holísticos o naturales como el yoga o la meditación tengan ningún efecto en la disminución de las posibilidades de recaída”. 

“Si 32 oncólogos le recomendaron el mismo tipo de tratamiento es poco probable que todos estuvieran equivocados”, coincide del Barco. 

Si 32 oncólogos le recomendaron el mismo tipo de tratamiento es poco probable que todos estuvieran equivocados

Una decisión relativamente poco común

¿Existen muchas personas que tomen el camino de la modelo australiana? El portavoz de Atención al Paciente de la AECC afirma que, por suerte, no. Aunque el número tampoco es despreciable. López se atreve a aventurar que entre un 5 y un 10% de los pacientes rechazan someterse al tratamiento propuesto, pero hace una salvedad importante. “No es lo mismo recibir un diagnóstico de cáncer de mama localizado que puede eliminarse mediante cirugía y radioterapia, y para el que la quimioterapia sea un tratamiento preventivo, que un caso en el que el tumor esté ya en fase metastásica, y en el que la quimio sea para tratar y controlar enfermedad. Es muy raro que un paciente que esté en esta segunda situación rechace el tratamiento porque sabe que su vida depende de él”.

En todo este proceso todos los especialistas señalan la importancia de la comunicación y la confianza entre médico y paciente. “El paciente debe confiar en su médico y el médico en el paciente”, subraya López. “Si esta relación es fuerte, el paciente se va a dejar aconsejar por el profesional experto y aceptará la terapia más adecuada”.

No hay ningún tipo de respaldo científico a que tratamientos holísticos o naturales como el yoga o la meditación tengan ningún efecto en la disminución de las posibilidades de recaída

“Si, a pesar de habérselo explicado, el paciente rechaza cualquier tipo de tratamiento, nosotros nunca le vamos a obligar a hacer nada”, apunta del Barco. “Su decisión es libre, pero es importante tener esa conversación previa con el médico para tomarla de forma informada”.

Para terminar, el doctor Elías López señala que en el caso de que un paciente de cáncer de cualquier tipo tenga dudas sobre sus opciones de tratamiento o sobre cualquier otro aspecto relacionado con el cáncer, puede dirigirse las 24 horas del día al servicio InfoCáncer de la Asociación Española contra el Cáncer a través del teléfono 900100376.