La crisis de la vivienda se ha llevado por delante las casas de más de un millón de ciudadanos estadounidenses. Los analistas ya hablan de la peor situación desde la Gran Depresión. Para intentar atenuar los efectos de la crisis, los legisladores han asignado una partida especial (y millonaria) destinada a refinanciar hipotecas en peligro.
El presidente George W. Bush, que empezó oponiéndose al proyecto, ha tenido que ceder al clamor popular. El plan permitirá que el gobierno ayude a los propietarios en dificultades a firmar nuevos préstamos con intereses más bajos. También incluye desgravaciones fiscales de hasta 7.500 dólares para primeros compradores de una vivienda, además de un plan de asistencia a las empresas hipotecarias.