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Bravo Murillo 315: salvar una fachada histórica del neo-mudéjar popular en Tetuán y pensar el patrimonio para lo público

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Cada vez que uno pasa por el edificio situado en el número 315 de la calle Bravo Murillo, junto al Centro de Especialidades José Marvá, tiene la sensación de que puede ser la última que vea en pie ese ejemplo de vivienda obrera, tan característica de los antiguos extrarradios de Madrid y en serio peligro de desaparición. Y no se trata solo de una intuición fundada por sus ventanas tapiadas y su patente estado de abandono: se está tramitando en el Ayuntamiento de Madrid la demolición total del edificio.

Nuestro amigo data de 1900 y es muy conocido por todo el vecindario por su localización en un lugar preminente del distrito. Son muchos los vecinos que recuerdan los locales que ha albergado a lo largo de los años, que van desde un estudio fotográfico de mucha raigambre, donde varias generaciones de tetuaneros hicieron sus fotos de comunión a un local de Falange en los años ochenta.

El edificio constituye un buen ejemplo de la arquitectura típica del neo-mudéjar popular de las primeras periferias madrileñas. Consta de dos plantas y nueve huecos de marcada verticalidad con sus respectivos balcones, los cuales destacan por un trabajo de forja muy cuidado de cierto aire naturalista o modernista destacable a principios de siglo XX.

La fachada es de ladrillo visto y sus elementos ornamentales se consiguen con el mismo material modificando simplemente la traba de los mampuestos. Así, se destacan los dinteles de los huecos, dotándoles de protagonismo, se señala el espacio entre ellos a modo de cenefa y se significa con el mismo motivo la cornisa del edificio.

Lo inteligente y austero del sistema ornamental, que es a la vez constructivo, permite una composición de la fachada muy ordenada, repartiendo con habilidad, en un ejercicio geométrico muy medido, el espacio entre huecos y paños.

La planta baja, si bien se encuentra muy maltratada, es susceptible de recuperar el ritmo original de sus huecos mediante la rehabilitación de la misma y la eliminación de todos los impactos negativos que aparecen en la actualidad.

Una propuesta de conservación

Desde hace unos meses, un grupo de profesionales relacionados con el desarrollo de la ciudad y vecinos de Tetuán nos venimos comunicando con la idea de defender el legado –inmaterial y material– del caserío típico de Tetuán, en muchos casos en serio peligro de extinción y sin la protección urbanística que merece. Somos el Grupo por la Protección del Patrimonio de Tetuán y una de las acciones que nos mueven es elaborar un listado de edificios del neo-mudejar popular a proteger para solicitarlo ante el Ayuntamiento en el seno de la tramitación de la revisión del Catálogo de Edificios Protegidos que se está llevando a cabo. Estamos en ello.

Bravo Murillo 315 está incluido en el Catálogo de Edificios Protegidos de Madrid con un nivel de protección 3 grado ambiental, y en el Plano de Análisis de la Edificación se indica que la fachada es de restauración obligatoria. Basándonos en ello hemos registrado una petición razonada ante la autoridad competente para pedir que la reforma de la parcela contemple la conservación y restauración de la fachada original, sin menoscabo de que se acometan las obras previstas por parte del actual propietario, al que ofrecemos públicamente el asesoramiento que precise, adaptándose a esta premisa.

¿Una oportunidad perdida?

El edificio en cuestión se haya al lado del Centro de Especialidades José Marvá, recurso sanitario de referencia en el Distrito y que tanto por su masificación como por la antigüedad de sus instalaciones necesitaría una remodelación.

 Hace unos meses la Asociación Vecinal Cuatro Caminos Tetuan, recogiendo una aspiración histórica del vecindario del distrito, tuvo una reunión con Jesús Vázquez, Director General del Proceso Integrado de Salud de la Consejeria de Sanidad.

En ella le pidió la creación de un Servicio de Urgencias de Atención Primaria (SUAP) abierto 24 horas para el Distrito. La respuesta no pudo ser más desalentadora, pues la Comunidad de Madrid, por lo visto, no se plantea abrir ningún SUAP nuevo, e incluso comentó que su intención es no reabrir los que actualmente están cerrados.

El modelo que intentó vender es una atención domiciliaria de urgencias con recursos adecuados en función de la gravedad. Creemos que es una medida que estaría bien en un universo paralelo donde la atención primaria funcionara y soñamos con que el Centro José Marvá cuente con unas instalaciones adecuadas.

 En este punto, cabe preguntarse si la existencia de un edificio anejo a este, que está vacío, no hubiera sido una oportunidad. Desde el Grupo por la Protección del Patrimonio de Tetuán creemos que no hay ninguna finalidad mejor que los servicios públicos para conservar nuestro patrimonio sociohistórico y recordamos que Bravo Murillo 315 pasó por manos públicas no hace tanto y fue subastado por Hacienda. El caso pone en bandeja la oportunidad de pensar el patrimonio desatendido como una oportunidad antes que como una rémora de la que desprenderse como quien olvida de dónde viene. Como decía el político Indio Abdul Kalam “Tienes que soñar antes, para que tus sueños se hagan realidad”