“Absurdas” y “contraproducentes”: así ven ecologistas y científicos las medidas de López Miras ante el desastre en el Mar Menor

Elisa M. Almagro

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Por sexto día consecutivo el Mar Menor se ahoga. Decenas de miles de peces muertos han vuelto a naufragar en las playas de la laguna salada. La imagen no es nueva: en octubre de 2019 la playa de Villananitos, situada en las costas del Mar Menor, amaneció con cientos de peces muertos.

Ante esta situación, el pasado viernes el jefe del ejecutivo regional, Fernando López Miras, propuso tres medidas ante este nuevo episodio de anoxia del Mar Menor. El presidente de la Región exigió que el Estado le cediese las competencias de costas y la cuenca, ha anunciado el lanzamiento de un decreto para prohibir la entrada de “nutrientes” por la rambla del Albujón y ha recuperado la propuesta de Vox de recuperar el calado de la gola de Marchamalo.

Miras ha asegurado que “ya que le responsabilizan de lo ocurrido quiere asumir la responsabilidad” y que ha hecho “todo lo posible” por el Mar Menor con las herramientas actuales. La catedrática de la Universidad de Alicante, Francisca Giménez, reprocha al Ejecutivo regional que “no ha hecho ni una sola propuesta relacionada a sus competencias”. Julio Más, exdirector del Centro Oceanográfico de Murcia, objeta, y denuncia que la Región “no aplica la directiva de nitratos ni el límite legal de 1.500 metros para el uso de abonos nitrogenados. No aplica las leyes que él promulga, pero pide una serie de competencias que no tiene ninguna comunidad autónoma y que van en contra del criterio científico generalizado”.

“Llevamos años pidiendo medidas que no se han puesto en práctica. Pedimos que se redujera la superficie de agricultura intensiva a como mínimo 10.000 hectáreas de regadío. Que la Administración se hiciera cargo de las 8.500 hectáreas de regadío ilegales que la Comunidad había negado hasta que la Confederación Hidrográfica confirmó su existencia, planteamos una red de filtros verdes de humedales y medidas para que las aguas residuales no acaben en el Mar Menor cada vez que hay una lluvia intensa”, recuerda Pedro García, director de la Asociación de Naturalistas del Sureste (ANSE).

“Medidas de guerra entre administraciones”

Giménez insiste en el margen de acción que posee Miras con las competencias actuales, y añade que lo propuesto en la rueda de prensa del pasado viernes “son medidas de guerra entre administraciones, no de buscar soluciones”. Preocupa a la catedrática la propuesta de recuperar el calado de la gola de Marchamalo. Esta medida ya fue sugerida por Vox en 2019 y descartada por la comunidad científica: “Cuando entre suficiente agua del Mar Mediterráneo al Mar Menor lo que puede provocar es que entre el patógeno que ha matado a la nacra en el Mediterráneo. Se está poniendo en riesgo a los últimos ejemplares de esta especie en peligro crítico de extinción”. La catedrática advierte de que “ese agua que va a salir va a alterar el agua y la calidad de las playas de La Manga que dan al Mediterráneo”.

En lo que respecta a la prohibición de la entrada de nutrientes a la rambla del Albujón, Giménez observa que “si haces esa propuesta de cerrar el acuífero con unos gastos públicos impresionantes y sigues introduciendo agua en el acuífero, ¿de qué sirve?”.

El exdirector del Oceanográfico no duda en acusar a Miras de haber caído en una “falacia”: “El Gobierno regional se exculpa rebotando el problema a la Administración central de que está entrando agua a través de los cauces, que son competencia del Estado. La cuestión es que el Sureste es uno de los ecosistemas más áridos de Europa. Prácticamente no llueve, no hay cauce permanente salvo el río Segura, que es el más regulado de Europa. Entonces ¿cómo puede ser que una rambla del Albujón y otras de la vertiente del Campo de Cartagena tengan agua todo el año? ¿De donde viene el agua? Del regadío intensivo, que es competencia de la comunidad autónoma”, explica el antiguo director.

Nitratos, fosfatos y herbicidas

“Realmente el problema no es el agua. El agua no es natural, es de riego, y el problema son los nitratos, fosfatos minerales y herbicidas y otros compuestos que lleva en disolución. Entonces la base argumental de que es la cuenca hidrográfica controlada por el Estado es la que causa el problema se cae por su base. Esas cuencas no deberían tener agua y el problema no es el agua, sino lo que lleva”, abunda Mas.

El exdirector del Oceanográfico señala a la sobreexplotación del Campo de Cartagena como el gran enemigo del “Mar Menor”: “El Campo de Cartagena comienza a reproducir este sistema de regadío intensivo a través del agua del trasvase”. “Lo que el trasvase trajo fue una forma de gestión de la agricultura que descartaba cualquier otra. Desembocó en esto porque se acompañó de muchas actividades ilegales y un crecimiento de la agricultura intensiva. Hay que recordar que la Confederación Hidrógrafica del Segura ha permitido y legalizado esa proliferación. El trasvase instaló una forma de funcionamiento que hizo que muchos agricultores si querían sobrevivir debían funcionar de la misma manera”, explica el director de ANSE. “No quiere decir que haya que quitar el trasvase, sino reutilizarlo. Estamos frente a una gran crisis: o aumentamos la crisis o hacemos una reflexión profunda que nos conduzca hacia un sistema más sostenible”, matiza Julio Mas.

El pasado sábado Miras ha continuado defendiendo sus medidas en redes sociales, actualizando su foto de perfil por el logo de la asociación SOS Mar Menor. El jefe del Ejecutivo murciano insiste en que “la comunidad científica coincide en que el principal problema es la entrada de agua dulce con nutrientes desde el acuífero al Mar Menor, por ramblas y subsuelo, debido al elevado nivel freático del acuífero”, pero sin relacionar estos niveles con la agricultura intensiva del Campo de Cartagena.