Vecinos de Sevilla “cortan” las calles del centro para protestar por la falta de luz en los barrios obreros

Sara Rojas

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Al grito de “Endesa criminal” ha arrancado una nueva manifestación convocada por Barrios Hartos a las puertas de la sede principal de la compañía eléctrica en la Avenida de la Borbolla de Sevilla. Se trata de la primera protesta contra los “continuos” cortes de luz que se celebra este 2023. Pero “habrá más”, como presiente ya Eva Collado, una de las portavoces de la plataforma vecinal que se encarga de canalizar las acciones reivindicativas de los vecinos afectados.

Tal predicción responde a un sentimiento compartido por quienes habitan los barrios obreros y que Diego Santiago expresa en forma de “impotencia”. “Sientes que no hay solución”, añade este vecino de Palmete en conversación con elDiario.es Andalucía, durante la marcha que tiene como última parada el Palacio de San Telmo, residencia oficial del presidente de la Junta de Andalucía. Con este gesto simbólico, los manifestantes pretenden denunciar la “inacción” de las administraciones ante lo que califican como “un atentado a los derechos humanos”.

En este sentido, denuncian que el pasado 17 de enero falleciera un vecino “electrodependiente” en la calle Azorín, en la barriada de Su Eminencia. Según trasladan sus vecinos consternados por la pérdida, el hombre de aproximadamente 65 años dependía de un respirador “para sobrevivir” y su mujer lo hizo constar cada vez que llamó al servicio de atención al cliente de Endesa. De acuerdo con el testimonio de los vecinos que han hablado con la mujer, la compañía solicitó un informe médico a fin de poder garantizar el suministro eléctrico de esta familia, pero, a pesar de haberlo presentado, el hombre falleció durante una de las interrupciones que se producen a diario.

Sin embargo, fuentes de la distribuidora eléctrica aseveran a este periódico que no han recibido ninguna documentación formalizada que certifique la condición de electrodependencia de este vecino. Cuestión regulada en el artículo 52.4 de la Ley 24/2013 del Sector Eléctrico, según recuerdan las mismas fuentes, en el que se recoge como “suministros esenciales” aquellos “de ámbito doméstico en los que exista constancia documental formalizada por personal médico de que el suministro de energía eléctrica es imprescindible para la alimentación de un equipo médico que resulte indispensable para mantener con vida a una persona”. En todo caso, explican desde Endesa, tal condición garantiza que no se produzcan cortes por impago o programados (para realizar una intervención a sabiendas), pero no exime de verse afectados por interrupciones provocadas por avería o por terceros, esto es, por consecuencia “del fraude masivo de la zona”.

Contra los enganches ilegales

“Es inhumano”, opina al rememorarlo la portavoz de la plataforma. Al hilo, recuerda también que la empresa se comprometió este verano a instalar 12 transformadores antes de que finalizara el año y todavía las instalaciones no se han completado. “Hay muchas calles que siguen afectadas y no encuentran solución”, reprocha Eva Collado tras reconocer que se ha percibido mejoría con respecto a la temporada estival en aquellas zonas donde se ha reforzado la red con nuevos centros de transformación. Al respecto, fuentes de Endesa preguntadas por este medio indican que a finales de esta semana, en la recta final de enero, se comenzará a instalar el noveno transformador del paquete de instalaciones que se firmó los meses de verano. Los otros tres que quedarían pendientes se ubicarán en zonas industriales alejadas de las barriadas “afectadas por fraudes e incidencias”, según señalan desde la compañía.

En concreto, este último centro de transformación se ubicará en la zona de Padre Pío-Palmete y “aliviará” los cortes que se están sucediendo con especial intensidad en los barrios de La Plata prestando suministro a unas 1.600 viviendas, según prevé la distribuidora de electricidad. En cualquier caso, remarcan desde Endesa, repotenciar la red es una medida “paliativa” con “límite de vigencia”. Lo importante, dice la compañía, es tratar de “erradicar la causa principal de la sobrecarga de la red”, que atribuye de nuevo a actividades ilícitas relacionadas con el cultivo de plantaciones de marihuana. De hecho, fuentes de Endesa informan a este medio de que el mismo día en que se produjo la manifestación, técnicos de la empresa llevaron a cabo una inspección en la zona de La Plata, en la que se revisaron 34 suministros, de los cuales 26 presentaron enganches ilegales. Al hilo de esta cuestión, recuerdan que el fraude tiene consecuencias no solo en el corte de suministro, sino también en la seguridad de las personas.

Por eso, además de repotenciar la red, se está trabajando con las fuerzas de seguridad en aras de intensificar las intervenciones en aquellas barriadas “afectadas por los enganches ilegales” para la detección de fraude. Para la consecución de este cometido, Endesa apela a la colaboración ciudadana facilitando canales para que los vecinos puedan denunciar sin dejar rastro. Algo que los vecinos de los barrios obreros han recibido con “indignación” por estar “cansados” de que se les vincule con este tipo de prácticas ilegales. “No somos delincuentes y el fraude eléctrico no nos representa porque pagamos religiosamente nuestras facturas”, sentencia Toñi Reyes, miembro de las plataforma Barrios Hartos.

Conviviendo con la “angustia”

En este sentido, Diego recrimina que la empresa de electricidad traslade la responsabilidad a los ciudadanos. “Nosotros no somos policías, no nos corresponde perseguir el fraude”, critica este vecino antes de zanjar la cuestión diciendo: “La solución no está en nuestras manos”. Aun así, lo que sí han dejado claro con esta nueva manifestación es que siguen “en la lucha”, tal y como han coreado durante el recorrido interpelando directamente a Endesa.

Al “drama” de las personas dependientes o que padecen una enfermedad, se suma la “angustia” de quienes tratan de llevar una vida normal como Diego o Manuela Pacheco. Ambos confiesan sentir “ansiedad” derivada de la ausencia de luz, manifiesta también en la oscuridad que cubre a los barrios obreros cuando el alumbrado eléctrico se ve afectado por los cortes en la red.

“Y cada vez es peor”, asevera Manuela junto a su vecina Dolores, que sufra la misma situación. Todos ellos viven con “miedo” a que se les estropeen los electrodomésticos, con la “inquietud” de no poder planificar tareas tan cotidianas como poner la lavadora o preparar la comida. “Más allá del deterioro físico” que implica pasar frío en el primer gran episodio de carácter invernal de la temporada, denuncian el desgaste mental que conlleva convivir con la arbitrariedad de las bajadas de tensión. Ana María Vega conoce de primera mano los estragos en el estado de ánimo y la intranquilidad que implica saber que su madre, de 82 años y con demencia senil, no puede disponer las 24 horas del servicio de teleasistencia que necesita.

Pese a todo, se resisten a abandonar sus barrios y se niegan a “normalizar” una situación “propia de hace 40 años”. “Hay vecinos que están comprando estufas de carbón”, advierte Eva Collado. “Las palabras y promesas se las lleva el viento, queremos hechos”, apunta a continuación para explicar por qué han vuelto a cortas las calles durante unas horas. “Queremos que los responsables dejen de mirar a otro lado, están en juego vidas humanas”, subrayan desde Barrios Hartos. Mientras aguardan una solución por parte de las administraciones cercanas, uno de los vecinos implicados en la causa que abandera la plataforma, Fernando de la Orden, prepara ya un escrito para el Defensor del Pueblo Europeo. Entretanto, se preguntan con desesperación: “¿A qué van a esperar? ¿a qué haya otro fallecimiento?”

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