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¿Por qué los medios también somos responsables en la lucha contra la violencia de género?

Montse Delgado Medina

Secretaria de Igualdad del sindicato UPCC-FeSP —

El 25 noviembre se conmemora el Día Internacional contra la Violencia de Género, en el que millones de mujeres en todo el mundo reivindican el derecho a vivir en una verdadera paz, libres de cualquier tipo de violencias, es decir reclaman el derecho a no ser asesinadas, agredidas, acosadas ni violadas por el hecho de ser mujeres.

Vivir plenamente en condiciones de igualdad real con respecto a los hombres está aún lejos de ser un logro conseguido en nuestra sociedad. De hecho el pasado 17 de noviembre miles de personas, fundamentalmente mujeres, salieron a la calle para denunciar públicamente el enfoque judicial y el tratamiento mediático que sufren las mujeres víctimas de violaciones, abusos y agresiones sexuales; a raíz del juicio que se está celebrando como consecuencia de la denuncia de una joven por una violación múltiple en las fiestas de San Fermines, conocido como el juicio de La Manada.

Parece una coincidencia más propia de una película de terror, pero justo hace veinte años, el 17 de noviembre de 1997, Ana Orantes fue brutalmente asesinada por su ex-marido y ese feminicidio cambió la concepción social de esta problemática en este país. Carlota Ramírez @carlotaeramirez, periodista del Huffpost lo explica en su artículo El Asesinato de Ana Orantes: un antes y un después en la violencia machista en España.

Este asesinato conmocionó a la opinión pública y se puso en cuestión la necesidad de implantar acciones políticas más contundentes contra este tipo de violencia, ni siquiera existían estadísticas oficiales que la visibilizaran y provocó una verdadera conmoción en el ámbito judicial (había logrado separarse dos años antes, después de denunciarlo reiteradamente, pero la sentencia implicaba que ella y sus hijos tenían que compartir la vivienda con el agresor (Condenados a Convivir- periódico El Mundo, al día siguiente del asesinato). Se implementaron medidas legislativas, entre ellas la reforma del Código Penal, hasta llegar a la LO 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género.

A partir de ese momento, también los medios de comunicación empezaron a tomar conciencia del papel y de la responsabilidad social que tenían en la violencia de género. Después del impacto, años después comenzaron los decálogos y códigos de auto-regulación en medios públicos y privados. Una de las últimas propuestas fue presentada en la sede de la Asociación de Prensa de Madrid el 24 de noviembre de 2015 y suscrita por medios y profesionales de la comunicación. Sin embargo, mientras se produce el conocido como juicio de La Manada, muchos medios de comunicación han protagonizado un tratamiento mediático sobre las agresiones sexuales a las mujeres, en los que se ha dado voz a quienes responsabilizan a las víctimas de las mismas, siendo cómplices con la denominada cultura de la violación.

Más allá de las buenas voluntades y, reconociendo que cada vez hay una mayor conciencia entre los y las profesionales de la comunicación, el cambio en las rutinas y prácticas periodísticas, en el tratamiento informativo de la violencia de género sigue siendo una tarea pendiente. Porque modificar las rutinas implica cambiar las creencias y los estereotipos que están en su base, supone cuestionar y cuestionarnos, porque también somos parte de esta sociedad y hemos aprendido e interiorizado las ideas machistas que perpetúan la desigualdad.

Es verdad que hemos avanzado y que ya no vemos en los periódicos, imágenes de las víctimas ensangrentadas después del asesinato y cada vez escuchamos con mucha menos frecuencia expresiones como “crimen pasional”. Pero desde la Unión de Profesionales de la Comunicación de Canarias (UPCC-FeSP) hemos puesto sobre la mesa que aún estamos lejos de conseguir una buena y adecuada práctica en el oficio.

El pasado 27 de octubre leíamos en un periódico de las Islas el titular: “Detenidos cuatro amigos que violaron a una turista borracha en Puerto Rico”. Unos días después, ante el último asesinato de una mujer en Canarias, aparecían titulares como “Ha fallecido...” “Se halla el cuerpo de una mujer...” “Aparece muerta...”. Y posteriormente, hemos cuestionado a algunos medios de comunicación, que han publicado artículos de opinión que degradan y atentan contra la dignidad de las mujeres.

Nuestra propuesta ha sido y sigue siendo pedirle a los compañeros y compañeras, personal directivo, gabinetes y medios de comunicación de las islas, que asumamos esta tarea de función pública desde una máxima responsabilidad social, como agentes fundamentales implicados en un cambio social que haga efectiva la igualdad entre mujeres y hombres.

Desde la UPCC nos hemos reunido con la Directora del Instituto Canario de Igualdad, Claudina Morales, con la idea de buscar alianzas en una estrategia común para que los y las profesionales hagamos un tratamiento informativo exquisito de la violencia de género en los medios de comunicación, ofreciéndonos a colaborar y apostando por una formación especializada que incluya la perspectiva de género en nuestra labor periodística.

Porque asumimos que es nuestra responsabilidad, la que nos corresponde como profesionales, para contribuir a erradicar la violencia que se ejerce contra las mujeres y conseguir un derecho fundamental, un pilar básico de nuestra sociedad, que es el derecho a la igualdad.

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