''Estamos viviendo un entierro en vida''

Angelina Rodríguez, la madre de Iván Robaina, el joven de 19 años que falleció asesinado en la noche del 6 de diciembre de 2008 en una zona de ocio en la capital grancanaria, reclamó este martes que “se haga justicia”. “Estamos viviendo un entierro en vida”, aseguró la mujer, que, a su salida, se abrazó emocionada a su marido y fueron aplaudidos por el público presente en el juicio.

Los padres de la víctima de la agresión mortal comparecieron en calidad de perjudicados durante la segunda jornada del juicio por sistema de jurado que se celebra en la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Las Palmas contra Oliverio H.G., de 29 años de edad, Acaymo A.S.T., de 20 años, y Benjamín G.A., de 24 años, todos ellos con antecedentes penales, acusados de un presunto delito de asesinato.

“En realidad no sé por qué estoy aquí, bueno, sí lo sé, pero no sé las razones de por qué ocurrió todo”, afirmó Rodríguez, que describió a su hijo como un adolescente “bueno, cariñoso, afectivo, solidario, miembro de Cruz Roja, donante de sangre y amigo de sus amigos”.

Vidas desechas

Agregó que desde el 6 de diciembre, su vida y la de su marido están “deshechas”. No puede dormir y no ha regresado a su puesto de trabajo como profesora de Educación Secundaria en un centro en Telde, a pesar de que es lo que le gusta. “Es complicado trabajar con jóvenes con este dolor dentro”, confesó.

Además, añadió que no ha vuelto a conducir ni a hacer de comer porque recuerda a su hijo, que “era muy comedor”. La madre de Iván Robaina criticó que “en ningún momento” ninguno de los tres acusados se han puesto en contacto con la familia para expresar su pesar.

“Las tres esperanzas que tengo son: que se haga justicia; acostarme y no despertarme y que esto se acabe lo antes posible para ver si mi marido y yo podemos recomponer los trozos y volver yo al trabajo para, en la medida de lo posible, intentar erradicar la violencia”, manifestó la mujer, visiblemente emocionada y entre sollozos en el público.

Y es que su único hijo era “extraordinariamente dialogante”, según destacó su marido, Rafael Robaina, que recordó que Iván estudiaba Traducción e Interpretación en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, y dominaba el español, inglés y francés.

“A esa edad se tienen miles de proyectos y quería usar sus habilidades lingüísticas para acceder a la Policía y, en especial, entrar en la Interpol (Organización Internacional de Policía Criminal)”.

Dinero ''manchado de sangre''

Incidió en que “no era un hombre de violencia en absoluto, sino dialogante”, al tiempo que recordó que tras su muerte se creó la plataforma Conciencia Social, que constituye un “grito de rebeldía” contra las agresiones a jóvenes.

“Iván era amigo de sus amigos y me he sentido abrazado por una juventud que no está dispuesta a sufrir más esto”, señaló Rafael Robaina, para quien la indemnización económica que les corresponde es “un dinero manchado de sangre y que no debió de ser generado”.

En este sentido, en relación a los 150.000 euros de indemnización que plantea la Fiscalía y los 200.000 euros que reclama la acusación particular, reconoció que “no lo cogería para uso propio, sino que se canalizaría de mil formas, como para colectivos de jóvenes”.

Asimismo, expresó su sorpresa porque algunos de los jóvenes acusados se han declarado “insolventes”.

“Para ellos esto es un juego”

En su opinión, “no existe el más mínimo arrepentimiento” por parte de los procesados. “Estoy convencido de que si esto no llega a buen puerto la próxima semana lo hacen otra vez. Para ellos esto es un juego”, manifestó.

“Nosotros en casa éramos alegres y ahora hay que sobrevivir”, agregó entre lágrimas el hombre, que dijo que “desde el primer segundo” que supo que falleció su hijo “estaba convencido de que el juicio se iba a celebrar e iba a ser ejemplarizante”.

El letrado de la acusación particular y las defensas de los procesados eludieron formular preguntas a los padres del joven fallecido y expresaron su pésame. Si bien, cuando el letrado Israel Godoy, que representa a Oliverio, manifestó sus condolencias, el padre de la víctima sentenció: “Perdone que no le crea”.

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