El cabreo de Alarcó supera cualquier índice en la escala de Richter, tan de moda ella. Estos últimos días el doctor ha desplegado todos sus encantos ante los directores de los principales medios informativos de Tenerife para intentar de todas las maneras que ninguno se haga eco de la auditoría y de los escandalosos gastos que en ella se le atribuyen. Nos consta que en algunas de esas llamadas, el candidato a revalidar poltrona en el Senado invocó ante sus interlocutores precisamente el dinero invertido en publicidad, como si las irregularidades fueran solamente invertir en publicidad, algo que jamás criticaremos, sino comprar al peso las entrevistas o conseguir artículos elogiosos con dinero público. Además de llamar a los periódicos, Alarcó encargó a sus asesores legales que estudiaran la posibilidad de interponer un recurso ante la Junta Electoral para que fuera este órgano el que impidiera la celebración del pleno del Cabildo previsto para este jueves a la nada torera hora de las once de la mañana, coincidiendo con la presencia de Mariano Rajoy, jefe máximo de Alarcó, en la isla de Tenerife. A la hora de cerrar esta edición, no había constancia de que el candidato hubiera presentado tan peregrina solicitud a la Junta Electoral ni, en su caso, el precepto legal invocado. El pleno se mantenía convocado.