No es costumbre muy extendida que las instituciones públicas respondan con eficacia a las cuestiones que se les plantean desde los medios de comunicación, que no hacen otra cosa -los pobres- que hacerse eco del sentir ciudadano. O al menos generalmente, claro. El otro día preguntábamos por el destino de una serie de piezas de cacería que se abatieron en Gran Canaria durante un concurso y que fueron incautadas por el Seprona, el cuerpo ambiental de la Guardia Civil. Pues bien, este viernes nos ha llegado la respuesta oficial a través de la Delegación del Gobierno en Canarias. La información oficial es la siguiente: en total fueron diecisiete los cazadores y se les requisaron los bichos porque tenían autorización para cazar con perros y no con escopeta. Las piezas abatidas y decomisadas fueron exactamente, siempre según las fuentes oficiales, veinte perdices, seis conejos y tres palomas. Y, por último, y no por ello menos importante: los bichos fueron entregados para su consumo humano a la residencia de ancianos San Nicolás de Bari, en Sardina del Sur, municipio de Santa Lucía de Tirajana. Da gusto.