La perreta infantil, pero no por ello menos indecente de Pepa Luzardo, no tiene recorrido político alguno, sencillamente porque no es de recibo en democracia impedir a un ciudadano acceder a una distinción por ejercer la crítica libre en el ejercicio de su profesión periodística. Por eso, Tristán será nombrado este miércoles, día 9, a las nueve de la mañana, junto a las demás personas propuestas, hijo predilecto de la ciudad en la que nació hace más de sesenta años y en la que ha estado ejerciendo con gran profesionalidad, con honradez y con muchos sinsabores y satisfacciones, su profesión. Se ponga Pepa como se ponga, e insista en ser, junto a José Manuel Soria, el que pone o quita publicidad institucional en función de su filia o su fobia a cada medio de comunicación, la única política que ha reconocido abiertamente que no respeta las libertades fundamentales. En su torpeza, ni siquiera ha sido capaz de encontrar una excusa para abstenerse, porque aún pudiendo discrepar de la opinión que Tristán tenga sobre ella, una representante de la ciudad no puede olvidar que estamos ante un cacho de periodista que ha escrito más de 7.000 Apuntes (el título de su sección cotidiana), cientos de entrevistas, crónicas y reportajes. Ha aportado constantemente ideas para mejorar su ciudad, con la que se ha comprometido fielmente, y ha dirigido durante un momento decisivo para Canarias uno de los periódicos más importantes de las Islas, La Provincia.