Hay empresas y entidades que prescinden de su personal cuando mejor formado se encuentra y ha alcanzado su plenitud profesional. Ya saben cómo funciona esa política de recursos humanos consistente en rejuvenecer para abaratar costes y cambiar pautas de comportamientos. Pero también hay entidades que saben valorar esa experiencia y se lanzan a fichar a notables cincuentones con la intención de aprovechar sus conocimientos, sus relaciones y su colmillo para colocarlos en el sitio donde más eficientes pueden ser. Lo ha hecho Cajasiete Rural (ex Caja Rural de Tenerife), con un ramillete de bancarios irradiados de entidades de la competencia que no supieron apreciar lo que tenían delante. Por cierto, Cajasiete ha consolidado su cambio de imagen y de identidad corporativa y ha presentado unos envidiables resultados de 2007.