Se avecina un casamiento y seguimos dentro de La Caja. Cosa que nos congratula y vayan por delante las felicitaciones, que gritamos a voz en cuello para que lleguen a las alturas. Lo que no parece tan bonito (lástima porque un vestido de novia siempre nos enternece) es que el casadero busque quien le arregle el convite en el Real Club Náutico para que la cosa no salga salada en exceso. Sobre todo si el sujeto en cuestión se apalanca 24 kilos de los antiguos (aparte dietas). A estas alturas de Top ya no sabemos si retirar las felicitaciones del todo o esperar a que los hechos se sucedan para decidir si mantenerlas o cambiarlas por un detallado relato de la actualidad rosa al modo ecos de sociedad. Expectantes estamos.