Para entendernos: la piscina de Pedrojota es pública y no se puede acceder a ella por tierra por encontrarse la propiedad en una urbanización cerrada que cercena los accesos al dominio público, aparte de existir en la zona una vegetacion exhuberante (con b, no con p). De ahí que el grupo invasor del 13-A, formado por el diputado y un grupo de ecologistas, intentara el asaldo por mar, una vez constada su falta de disponibilidad de medios aéreos. La escaramuza se consiguió y los asaltantes llegaron a la piscina pese a los intentos de frenarles de los guardas de seguridad de la propiedad. Tenían su derecho los ciudadanos a hacerlo, aunque otra cosa es que un diputado de las Cortes Generales se preste a una situación tan pintoresca. Pero más cierto es que si Pedrojota no dirigiese un periódico y fuera un ciudadano normal ya hace tiempo que habría devuelto la piscina al dominio público. ¿O no, apreciado compañero?