Dice Lorenzo Olarte que haber sido presidente de Canarias le ha llenado de satisfacción, pero las secuelas que deja el cargo son imposibles de sostener. A su despacho de abogado en Las Palmas de Gran Canaria acuden cada día muchas personas a solicitarle una gestión, terciar en favor de alguien, obtener una información o sencillamente a hacerle partícipe de sus sentimientos políticos y sociales. La secretaria del despacho, que no está para eso, gestiona una agenda enorme en la que se incluyen centenares de invitaciones a actos, especialmente a bodas. “Tengo que gastarme un dineral, y sin medios, no puedo organizar tanta agenda”. De ahí que Olarte apoye el Estatuto de ex presidentes, que además de un auxiliar, le proporcinará transporte gratuito (con coche oficial incluido) y el pago de un salario equivalente al de un viceconsejero del Gobierno. Eso sí, se le exigirá dedicación plena a la actividad.