El caso es que el actor en cuestión ha adquirido una notable fama gracias a su aparición estelar en la película. Especialmente entre sus compañeros de trabajo, los miembros del respetable cuerpo de la Policía Local de Las Palmas de Gran Canaria, que no hacen otra cosa estos días que felicitar a Juan Carmelo por el buen uso que hace de su porra. O hizo en esa película por lo menos. Fue tan auténtica y sentida la actuación, que el agente actuó con su uniforme, lo que al parecer motivó un expediente displinario por manchar de ese modo un símbolo que siempre ha de permanecer inmaculado, salvo acto de servicio, se entiende. El expediente caminó y caminó hasta que alguien cayó en la cuenta de que había que darle marcha atrás inmediatamente.