Soria y sus coristas se han agarrado como clavo ardiendo a la denuncia del inspector de Policía José Ángel Vargas, apartado de las investigaciones de la operación Faycán por ser sospechoso de hablar más de la cuenta con el enemigo. Vargas ha presentado una denuncia ante Instrucción 3 de Las Palmas de Gran Canaria sumándose a la que hace un año presentó otro compañero suyo con grandes dotes para el cante por soleares contra superiores policiales. Esa denuncia primera ni siquiera ha sido aún notificada a los denunciados, pero venía bien ahora ampliarla para que haya carnaza que devorar. Como coincidencia nada casual es preciso recordar al respetable que el abogado de Vargas, el que le redacta esta estrambótica denuncia, carne de archivo, es Juan Sánchez Limiñana, defensor del aparejador municipal Esteban Cabrera, imputado en Faycán por un delito de cohecho. Se podrán imaginar lo bien que le vendría a tan ilustre letrado y a su patrocinado que las actuaciones de Faycán sufrieran un cataclismo como consecuencia de una perturbación político-policial que lo contaminara todo. A río revuelto, ya se sabe.