La vida privada de nuestra clase política es algo que, de verdad, nos resbala por completo. Tiene su morbo, ya, pero qué quieren, hemos optado por lo público y a eso nos dedicamos. Sólo que hay ocasiones en que en los momentos privados salta la noticia pública, y ahí es cuando aparecemos nosotros para contarla. Por ejemplo, el pasado viernes acudió José Manuel Soria a una fiesta privada en una casa de Ciudad Jardín. Hasta ahí, nada que informar, pero si el personaje -que ese mismo día se había lucido hablando de Tejero y de Rodríguez Zapatero- dedica toda la velada a hablar de un solo periódico y del método que va a emplear para arruinarlo en lo económico, la cosa cambia. Pues eso hizo Soria. No les damos el nombre del periódico porque seguro que se lo imaginan.