Sebastián Grisaleña está más contento que unas castañuelas, y eso que perdió las elecciones a la presidencia de la Confederación Canaria de Empresarios. Por un escaso margen, es verdad, pero perdió. Su alegría no es por la derrota sino por lo que significa haber estado a tan pocos votos de ganar un pulso a Goliat. Ya saben que Goliat, en el mundo de la empresa en la Canarias Oriental, es el grupo de empresarios y de poderes más o menos fácticos formado por Germán Suárez, José Carlos Mauricio y José Sánchez Rodríguez, a los que para la ocasión (que no ganara Grisaleña) se sumaron Aevic, el Círculo de Empresarios, Ángel Ferrera, Tony Rivero y el periódico Canarias7. A todos ellos, él solito, Grisaleña y sus argumentos, estuvo a punto de ganarles en casa.