Tras los escándalos administrativos que vivió el Icfem (hoy Servicio Canario de Empleo) y la etapa dulce de Diego León al frente de este organismo, que llevó a recuperar credibilidad, imagen de transparencia y ambiente de trabajo entre sus empleados, hemos vuelto a las antípodas tras la gestión de la sectaria y ya dimitida Juliana (cuyo mayor mérito para acceder al cargo era el ser la esposa del concejal Felipe Afonso, brazo derecho -nunca izquierdo- de Josefa Luzardo). Ahora ha llegado un funcionario de rigor burocrático que difícilmente podrá enderezar el rumbo disparatado del Servicio de Empleo, ya metido en el fango de una política de reparto de fondos que nada tiene que ver con los fines para los que los recibe Canarias y sí mucho con el clientelismo que el PP quiere consolidar donde gobierna: en el Cabildo grancanario y los ayuntamientos de Telde, Gáldar y la capital grancanaria.