Jerónimo habló y lo hizo como ningún expresidente puede hacerlo, que para elgo solo él es líder en un partido grande y, además, con la condición de líder social con estatura intelectual. A Román y a Olarte le fallan los dos primeros atributos, y a Hermoso, el primero y el tercero. Y ya puestos, a Fernando Fernández le fallan los tres. Jerónimo habló, decíamos, y dijo tres cosas: La primera es la que dirige al mundo de la economía. Reconoce contra su criterio de hace meses que nunca estuvo peor (o mejor) amancebada la clase política y la empresarial. Sin nombrarlo ni mentarlo, detrás de esto está Mauricio. Despues lanzó un brulote sobre el tardonacionalista isloñetista que sufrimos. Aquí Jerónimo no se mueve de su posición de hace tiempo: el cambio posible no es otro que aquél gobierno donde no esté Coalición Canaria. Para ello vale un pacto ente PP y PSOE, que reconoce difícil, según el cual gobernaría el partido más votado. Detrás de esto de forma explícita está la cultura de los nacionalistas.