Eugenio Reyes, queremos creer que desde su ignorancia, mintió hace ocho años al afirmar algo tan acientífico como que las arenas del banco de Pasito Blanco afectaban a las dunas de Maspalomas, cuando la comunidad científica sabe que son arenas relictas, que nunca volverán a las costas canarias, como ha dictaminado el estudio de impacto ambiental que se declaró pese al secretismo y ocultación, aparte de las presiones, del cónyuge de la señora de Gescartera, el ya mentado señor Marín, que parece que, cuando menos, prevaricó en este expediente. No le importó entonces que su capricho haya producido que se extrayera la arena, no de bancos relictos sumergidos, sino de las playas del Sahara para el caso de Las Teresitas o que la playa de Mogán se haya recargado con arena pagada a veinte veces el coste de dragado.