Como vaticinábamos ayer, el pleno del Cabildo celebrado este jueves estuvo movidito, pero no solamente por los asuntos que lo hacían presagiar, sino por casi todos. Desde luego no contribuyó al calentamiento de la atmósfera el presidente de la Corporación, José Manuel Soria, que apenas intervino, de lo absorto que parecía estar preparándose otras cosas (acaso su comparecencia, perdón, la de Alberto Santana, en la comisión eólica de este viernes). Ni siquiera Larry Álvarez estuvo a la altura de otras ocasiones, en que se presentaba con la navaja albaceteña mejor afilada. Fue la consejera de Asuntos Sociales, Salud Gil, la que se llevó el dudoso honor de la mayor pendencia que viene caracterizando con demasiada frecuencia las actuaciones del Partido Popular.