Convocó a unas cien personas la ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, a cenar en un hotel de Las Palmas de Gran Canaria. Quizá estaba cansada esta veterana socialista, o quizá fuera que no tenía su día: estuvo sin chispa, que es lo mismo que decir sin discurso. En la mesa presidencial faltaba el secretario general de la agrupacion local de Las Palmas de Gran Canaria, Rafael Esparza, el anfitrión, que por eso mismo decidió no estar. La diputada Pilar Grande llegó cuando la mesa estaba petada y estuvo al quite hasta que se dio cuenta de que su sitio no estaba allí ni se le esperaba. No es la primera vez que se producen estos clamorosos fallos de protocolo en los actos que organiza el PSOE canario. O controlan ese aspecto tan decisivo (sobre todo cuando se tienen ministros) o encargan en los hoteles unas mesas presidenciales más grandes.