Estuvo José María Aznar, san Josemari, en Gran Canaria firmando ejemplares de su último libro y levantando pasiones, de paso. Rogamos disculpas a su parroquia por no haber cubierto el acto social en que se convirtió su visita, pero tenemos por norma no ir a aquello que no es noticia, y no lo fue. Porque que un elemento firme libros no es noticia si, además, no obsequia a la concurrencia con algunas declaraciones acerca de la maldad de Zapatero a la hora de arrinconar a la oposición, o sobre la contrastada veleidad del presidente del Gobierno de la nación a la hora de arropar a comunistas y terroristas en el salón principal de La Moncloa, el mismo que luce alfombra persa y chimenea castellana, tan inhóspitas ellas para la señora Botella. Aznar vino en calidad de autor, y por emplear las mismas armas de los que azuzan, achuchan, insultan y vilipendian al juez Garzón desde la Cope y otros medios del antiguo régimen, vino en calidad de miembro del Consejo de Estado. Ahí queda eso, por lo que pudiera o pudiese venir en el siguiente comentario.