Soria aprovechó la ocasión para arrancar a la concurrencia un aplauso para Eva Navarro, que olvidó viejas puñaladas y saludó muy televisivamente. Pero la ovación duró lo que duró, proque en el Puerto de la Cruz llueven piedras dentro de la sede del PP. Y eso que después de que el ex presidente Luis Gómez se pasara al tendido de sombra, gracias a las muy sabrosas y bien remuneradas mieles del transfuguismo, son dos concejales nada más: Eva Navarro y Pedro González. Si hubiera más, habría que montar un circo. González, abogado de profesión, no está de acuerdo en cómo se vienen haciendo las cosas, de ahí que esté rumiando dar batalla en las elecciones internas con vistas a la candidatura a la Alcaldía para 2007. Así que hay quien opina que el aplauso del otro día fue el de la pre-despedida de Eva Navarro. Y Soria, sonriente.