Siempre hemos oído decir a José Manuel Soria que en los bancos de la oposición se pasa mucho frío. Y debe tener muy asumido el aserto porque estos próximos siete meses serán los primeros de sus quince años de dedicación a la política (si exceptuamos su primera campaña de 1995 a la alcaldía de Las Palmas de Gran Canaria) en que no tendrá un mísero cargo público al que aferrarse y al que pasar las facturas de sus excesos electoralistas. Por eso, la primera certeza que nos asalta es que esto no puede ser idea del presidente del PP canario, acostumbrado a hacer campañas con la maquinaria del poder a su disposición con todas sus consecuencias. Piensen que en su último ejercicio económico como presidente del Cabildo de Gran Canaria asignó a la partida de publicidad dependiente de Presidencia nada menos que seis millones de euros. 2011 será diferente, si bien entre él, la consejera y la viceconsejera de Turismo han ido tejiendo pacientemente, extravagancia a extravagancia, millonada a millonada, un interesante pull de agencias de publicidad que llevan ya un tiempo trabajando para las elecciones del PP canario. Incluso ya nos ha llegado cómo serán los primeros spots televisivos.