Concha Narváez tiene madera de líder política, pero quizás haya tenido la poca fortuna de llegar al poder demasiado pronto y de modo atolondrado. Confió en ella José Miguel Pérez para una moción de censura que ha dado como resultado un poder que a la señora Narváez le ha venido un poco ancho. Tanto es así, que hasta su señor esposo de ella ha querido echar una manita y se ha constituido en una especie de manager o representante, una figura que suele ser bastante indeseable en una actividad como la política. Es del todo modo chirriante (y les está chirriando a empresarios y a dirigentes políticos) que este buen señor se dedique a gestionar entrevistas para con la alcaldesa, o que avise a empresarios de lo que pudiera estar por venir para que se coloquen en posición de firmes. Una pena para una carrera política tan prometedora.