No ha sentado nada bien a José Manuel Soria -e imaginamos que al resto de protagonistas de la aventura tampoco- la publicación en Interviú de una parte el escándalo de los casinos. Vamos, lo que venimos denunciando aquí pero en cuché y a todo color, que jeringa cantidad porque llama más la atención en los tablones de anuncios. Este mismo jueves, en una concurrida comida celebrada en Maspalomas, el mismísimo Soria mostraba a sus compañeros comensales, entre los que se encontraban Mario Romero Mur, Jorge Rodríguez y un recién llegado de Fuerteventura Larry Álvarez, su profundo malestar por la publicación del reportaje. No desmentía el contenido, quizá porque no puede, sino que se dedicaba a echarnos la culpa a nosotros de la aparición de ese reportaje, lo que tiene muchos bemoles, entre epítetos y epítetos que mejor no reproducimos. O sea, que la noticia no es la noticia, sino la publicación de la noticia. También se mostraba muy airada su señora esposa de él, que confesó estar ofendidísima por el hecho de que su señor marido haya aparecido en una revista que calificó de pornográfica. Si nos pusiéramos a hablar de pornografía política, de la que el señor Soria es playmate del año, no habría rotativa en el mundo que diera abasto. Incluso podríamos pactar hasta un posado.