La UD Las Palmas volvió este martes a tocar a la puerta de La Caja de Canarias con dos objetivos claros: de un lado, pedir un crédito, que para eso están los bancos, y de otro, para reconducir las tensas relaciones existentes con la entidad de ahorro. Oficialmente, el club mantiene que no hay noticias al respecto, y que, a diferencia del anterior grupo de Ricardo Ríos, cuando haya algo que comunicar, pues se comunicará. Por lo tanto, desde Pío XII no se quiere dar ni media explicación de si hubo reunión y, de haberla habido, qué fue lo que se trató. Hasta tal punto es así, que el presidente, Manuel García Navarro, está que trina con la filtración de la reunión a los medios, que la hubo. Lo cierto es que a La Caja acudieron el presidente, el consejero José Pérez y el secretario, Ignacio Rivas. En juego está la concesión de un crédito por valor de 1.200.000 euros (200 kilos viejos), a título personal (de él), ya que la UD no está en condiciones de pedir nada (ni de que se lo den, que ésa es otra). Hay expectativas de que La Caja acepte -avalarán consejeros y empresarios ligados a García Navarro- y así poder dejar al día las nóminas y parte de la deuda con la Seguridad Social lo que, de paso, desbloquearía los embargos de cantidades pendientes de cobrar por el club.