Telefónica achacó todo a “ataques de procedencia indeterminada” que provocaban sobrecargas en servidores que dieron lugar a la ralentización puntual [o sea, de las que llegan a tiempo, en vez de escribir locales o concretas] del tráfico en determinadas áreas geográficas“. Nada dice Telefónica de su famoso proxy, que desde que se estableció contradiciendo las más elementales normas tecnológicas y de privacidad, no ha hecho más que provocar quebraderos de cabeza a los usuarios. Volvemos a felicitar a Telefónica y al mentor del desastre en que esta compañía se ha convertido, José María Aznar. Que se va, por cierto, pero miren el panorama que nos deja.