La siempre echada pa'lante Pino Bosch, que se ha convertido en el personaje más antipático y relamido del mundo del protocolo canario, tuvo varios deslices este viernes. El primero, sin duda, fue decir públicamente eso que dijo del protocolo de Estado (la verdad es que es lo mejor que hemos escuchado después del “te lo juro por Snoopy”), pero se terminó de cubrir de gloria cuando amenazó directamente a un representante de los alumnos de Derecho, en presencia de tres compañeros, con retirar la subvención de 3.000 euros si su jefe no cerraba el acto y se lograba que Juan Fernando López Aguilar, de paso, le sacara lustro a sus zapatos. Los estudiantes fliparon, como hemos flipado los que hemos vistos el fax que manda el auditorio sobre el protocolo cuando está presente Su Excelencia, el Generalísimo. Los empleados de esa institución, que es una fundación en la que está el Cabildo, tiemblan cuando se pronuncia su nombre y no quieren saber nada de cambiar unas normas que contradicen todo tipo de lógica. Aunque el cliente pague 6.500 euros por alquilar una sala. IGIC aparte.